Mattaḥ parataraṁ nānyat,
kiñcidasti dhanañjaya
mayi sarvamidaṁ protaṁ,
sūtre maṇi-gaṇā iva.
(Gītā 7,7)
“¡Oh Dhananjaya, Arjuna!
Cualquier objeto visible en el mundo no es diferente de mí. Este universo
entero se teje sobre mí solamente, como cuentas anudadas a una cuerda”.
Aquí el Señor
Shrikrishna, la fuente de dicha, llama a Arjuna “Dhananjaya”, que significa
conquistador de la riqueza, o maestro perpetuo de la riqueza. ¿Qué es la
riqueza? ¿Es la riqueza por lo que la gente mundana lucha día y noche, borrando
su capacidad de discernir entre mérito y pecado? ¿Es la riqueza por lo que la
gente se agota? ¿Es esa riqueza, como los metales preciosos, diamantes, perlas,
y dinero, realmente riqueza? Esta no es la riqueza que distingue a Arjuna y lo
eleva por encima de la gente mundana. La verdadera riqueza es la que da
felicidad duradera. Lo que se conoce popularmente como riqueza a veces da un
insípido placer momentáneo, pero no puede dar felicidad duradera y
satisfactoria. Su ausencia, o los rivales que tienen más de ella que uno,
pueden causar un dolor insoportable. La única riqueza verdaderamente deseable o
aceptable es aquella que no solo no causa dolor, sino que también elimina las
aflicciones y otorga solamente felicidad perfecta. Esa verdadera riqueza no es
más que conocimiento divino. Vidyā-dhanam
sarva-dhana-pradhānaṁ, “La riqueza de conocimiento es la cumbre de toda
riqueza”. Con la gracia del Señor, Arjuna conquista esta riqueza para siempre.
Esta es su victoria.
Los sabios, que viven
vidas consumadas, adquieren esta riqueza del conocimiento divino, y así conquistan
la muerte y el miedo, y alcanzan la suprema felicidad eterna. Un gran sabio
dice en el Shukla-Yajur Veda:
Vedāhametaṁ puruṣaṁ mahāntaṁ-
āditya-varṇaṁ tamasaḥ parastāt,
tameva viditvā ’ti-mṛtyumeti,
nānyaḥ panthā vidyate ’yanāya (31,18).
Conozco este gran Ser
perfecto directamente. Trasciende la oscuridad de la ignorancia y es
autoluminoso como el sol. Conociendo este principio por completo, un ser humano
conquista la raíz del dolor y el miedo. La ignorancia muere. Para la
liberación, para alcanzar a Brahman, cuya naturaleza es felicidad suprema, no
hay otro camino que el conocimiento divino.
Hay otra interpretación
de la palabra “Dhananjaya”. “¡Oh Arjuna! Heroicamente, has conquistado la
abundancia mundana en aras del bienestar de los demás; ahora sin duda
conquistarás los tesoros de incalculable valor del conocimiento divino por tu
propio bien”.
En la séptima estrofa,
la palabra mattaḥ, que significa “de
mí”, deriva de “yo”, es decir, el Ser Supremo. Preside sobre maya, que se manifiesta en el mundo
visible; hace todo perceptible, como existencia y pulsación; está ligado a
todo. Autoluminoso, felicidad suprema y masa de conciencia; es la verdad suprema.
Para el conocimiento superior hay nada más grande que “yo mismo”. Así como los
objetos soñados no son diferentes del soñador, las ilusiones creadas no son
diferentes del ilusionista y la plateada madreperla no es diferente de la
conciencia que impregna la concha marina, del mismo modo, la dualidad del
universo que aparece diferente de mí, el Ser Supremo, no puede ser realmente
diferente de Mí. Pero por la ley de la refutación del medio (bādha-sāmānādhi-karaṇya nyāya), la
aparente dualidad del universo y Brahman es considerada como falsa.
La palabra paratara tiene otro significado: para significa “diferente”, en el
sentido de que las cosas hechas de arcilla, como los jarros, son diferentes de
la arcilla. Paratara significa
“diferente”, en el sentido de que la arcilla, las vacas o los caballos son
fundamentalmente diferentes uno del otro. Ya que la arcilla puede ser la causa
importante de los jarros, pero no de las vacas y los caballos, es considerada
como distinta de las vacas y los caballos. Este mundo, a pesar de que supone
que es diferente de mí, no es diferente de mí, pues yo, el Ser Supremo, también
soy la causa material del mundo visible.
En las escrituras
reveladas, la Sweta-śwataropaniṣat
del Kṛṣṇa Yajurveda, se dice:
Yasmāt-paraṁ nāparamasti kiñcit,
yasmān-nāṇīyo na jyāyo ’sti kaścit,
vṛkṣa iva stabdho divi tiṣṭhatyekaḥ,
tenedaṁ pūrṇaṁ puruṣeṇa sarvaṁ (3,9).
“No hay más (para) causa o (apara) efecto que thatā,
no hay nada más sutil o
mayor que eso.
Firme como un árbol,
pero autoluminoso y solitario,
todo está lleno de Ser
Supremo”.
Los elementos invisibles
y sutiles que constituyen la causa (para)
y sus efectos objetivos visibles (apara)
no son diferentes del Ser Supremo. El Ser Supremo es el soporte de la causa y
el efecto en el mundo, mientras que el mundo visible no es más que una
sobreimposición sobre ese apoyo. Así como el brillo plateado sobreimpuesto a la
madreperla no puede ser separado de la madreperla, el mundo dualista
sobreimpuesto sobre el Ser Supremo no puede ser separado del Ser. La existencia
de Brahman da existencia al mundo sobreimpuesto sobre ella. Si el soporte no
existiera, la sobreimposición sobre él no podría ocurrir. Esta es precisamente
la ilusión del mundo. Una vez más, nada puede ser más sutil o mayor que el soporte,
el Ser Supremo. El Ser Supremo, Brahman, que es uno sin segundo, puede ser
llamado “más sutil que lo más sutil”, así como “mayor que lo más grande”. De
acuerdo a la Kathopanishad, Aṇoraṇīyān mahato mahīyān (Kaṭhopaniṣad 1,1,20). La palabra aṇu utilizada aquí significa
literalmente un átomo o partícula; pero este significado se contradice con mahato mahiyan, “mayor que lo más
grande”. Por lo tanto, para evitar la contradicción, la palabra aṇu debe interpretarse como “sutil”, de
acuerdo con la declaración en la Kathopanishad
Aṇoraṇīyān mahato mahīyān (Kaṭhopaniṣad 1,1,20), “siempre más sutil
que lo más sutil”.
Aquel Ser Supremo es
inmóvil como un árbol, es decir, inamovible y firme. El árbol se utiliza aquí solo
en el sentido de inmovilidad y firmeza. Un ejemplo no puede describir el objeto
por completo, sino solo parcialmente. Es autoluminoso (divi), refleja siempre su propia grandeza como uno sin segundo. En
él no está la tricotomía de lo visto, la visión, y el vidente. “Este universo
entero está lleno únicamente de aquel Ser Supremo”, es decir, Su pleno poder se
entrelaza a lo largo del universo. Es por eso que el Señor Kṛṣṇa Dvaipāyana
Bādarāyaṇācārya Vyāsa dice en el Bhāgawat
y Śārīraka-Brahma sūtra-mīmāṁsā: “¡Oh
Señor! Ningún objeto, ya sea causa o efecto, móvil o inmóvil, es diferente de
Ti”.
Tathā ’nyaprati-ṣedhāt (Braḥma Sūtra 3,2,36).
Como dicen las shrutis: “Es refutada la existencia de
cualquier cosa que no sea Brahman”. Por lo tanto no hay absolutamente nada más
que Brahman. El reverenciado maestro Jagadguru Shankaracharya ha escrito un
comentario sobre este aforismo (sutra):
Tathā-anyaprati-ṣedhādapi na brahmaṇaḥ paraṁ
vastvantaramastīti gamyate, tathāhi, Sa
evādha-stāt, Ahamevādhastāt, Ātmaivādhāstāt (Chāndogya Up. 7,25), Sarvaṁ
taṁ parādāt yo ’nyatrātmanaḥ sarvaṁ veda (Bṛhadāraṇyaka Up. 4,5,7), Brahmaivedaṁ
sarvaṁ (Muṅḍaka Up. 2,2,11), Ātmaivedaṁ sarvaṁ (Chāndogya Up. 7,25,2), Neha
nānāsti kiñcana (Bṛ. Up. 3,4,19),
Yasmātparaṁ nāparam-asti kiñcit (Śvetāśvatara Up. 3,9), Tadetad-brahmā-pūrva-mana-param-nantaramabā
hyaṁ (Bṛ. Up. 2,5,19), Ityeva-mādi-vākyāni svaprakaraṇa-sthāni
anyārthatvena pariṇetu-maśakya-mānāni Brahma-vyatiriktaṁ vastvantaraṁ
vārayanti, Sarvāntara-śruteśca na paramātmano ’ntaro ’nya ātmā
’stītyava-gamyate.
“Refutando la existencia de cualquier cosa que
no sea Brahman” es una manera de decir que nada existe excepto Brahman. Esta
idea se expresa en las shrutis en un
sinnúmero de maneras: “ Este bhūmā es
en sí mismo esencial”, “Yo también soy esencial”, “El Ser también es esencial”,
“Todo el mundo debería faltar el respeto a aquel ‘diferenciador’ que considera
a todo como diferente de Brahman”, “Todo esto es solo Brahman”. “El Ser es todo
lo que es”, “En Brahman no existe diversidad ni nada diferente”, “Nada existe
antes o después, más que esto”, “Este Brahman es sin causa y sin efecto. En
otras palabras, la causa y el efecto no son diferentes de él. Una vez más, al
ser sin divisiones internas o externas, es una masa entera e indivisible”.
Estas declaraciones y otras similares sobre Brahman no dual no pueden tener
otro significado. Ningún erudito puede llegar a otra interpretación en
presencia de los conocedores de Brahman. De esta manera, se invalida cualquier
cosa que no sea Brahman. También de la Sarvāntara
Śruti se sabe que “No hay otro Ser interior que el Ser Supremo”.
En el Viṣṇupurāṇa, Maharṣi Parāśara dijo al
sabio Maitreya:
Ahaṁ hariḥ sarvamidaṁ janārdano,
nānyat-tataḥ kāraṇa-kārya-jātaṁ,
īdṛṅgmano yasya na tasya bhūyo,
bhavodbhavā dvandva-gadā bhavanti. (1,22,87)
“Todo este mundo y yo
somos el único Señor Janardana, Hari. No existe absolutamente ninguna causa o
efecto diferente de Él. La persona que tiene en cuenta este reconocimiento
elevador del Ser no dual no está afectado por las obsesiones, los celos u otras
enfermedades causadas por la percepción de dualidad en el mundo”.
La palabra paratara también significa “otra causa”.
Entonces, la primera parte de la estrofa 7 quiere decir “no puede haber otra
causa independiente más que Yo, el Ser Supremo. Yo, el Ser Supremo, soy la
causa absoluta de todo”. Por eso esta creación, el universo sensible e
insensible, no puede ser diferente de Mí, su causa Suprema, el Ser Supremo.
La primera mitad de la
séptima estrofa declara que el universo perceptible no es diferente de Brahman
y en la segunda mitad da un ejemplo de cómo Brahman es diferente del universo.
Habitualmente consideramos el efecto como no diferente de su causa, pero
consideramos la causa como diferente de su efecto. Por ejemplo, un tejido no es
considerado diferente de sus fibras, pero vemos las fibras como diferentes del
tejido. Vemos las fibras como separadas tanto antes de que la tela sea
confeccionada, como después de desintegrarse, ya que si las fibras son
separadas de su efecto, el tejido, el efecto no puede ser visto. Así, el efecto
no es independiente de la causa. Del mismo modo, el universo no es diferente de
Brahman, mientras que Brahman es diferente del universo (ya que también
trasciende el universo).
Esto se ejemplifica en
la segunda línea de la séptima estrofa, sūtre
maṇigaṇā iva, “Si un largo hilo de algodón se convierte en una cadena
formando nudos como cuentas, el hilo sigue tejido en esas cuentas”. Asimismo,
este universo se teje en Mí, el Ser Supremo.
Nuestro más digna de
confianza, venerada autoridad, el más auspicioso Shukla Yajurveda, también dice lo mismo:
Venastat paśyannihitaṁ guhā sat,
yatra viśvaṁ bhavatyeka-nīḍaṁ,
tasminniádaṁ saṁ ca vi caiti sarvaṁ,
saḥ otaḥ protaśca vibhuḥ prajāsu (32,8).
En la cueva del
intelecto, el brillante sabio Vena tuvo una visión directa de Brahman, que es
verdad infinita, conocimiento y dicha, como no diferente de sí mismo. El
universo entero yace en este Brahman como Uno, invariable e indiviso. Si le
quitas todas las sobreimposiciones, todos lo específico, como el tipo, la
calidad y la acción, lo que queda es Brahman. Así, en el Atharva Veda “yaciendo como uno” se expresa como “Una forma”. Por
lo tanto, como olas en el agua, los adornos de oro, este mundo entero se
disuelve o existe en Brahman. Al igual que las fibras en la tela, el eminente,
omnipresente Ser Supremo está eternamente entrelazado en el universo sensible e
insensible.
En el Bhagawat, Veda Vyasa a menudo compara
este “entretejido” del universo con el tejido de la fibra y la tela. Yasminnota-midaṁ protaṁ viśvaṁ śāṭīva
tantuṣu (9,9,7), Otaprotamidaṁ
yasmiṁs-tantuṣvaṅga yathā paṭaḥ (10,15,35), “En el Ser Supremo este
universo aparece entretejido como “hilos en un sari”, “¡Querido! Así como una
tela permanece entretejida en las fibras, este universo se entreteje en el
Señor”.
Así, la ilustración de Sūtre maṇigaṇā iva, “una cadena de
cuentas ensartadas en una cuerda”, está de acuerdo con los significados dados
en las conocidas antedichas declaraciones.
Si toman como ejemplo
unas cuentas de tulasi o rudraksha ensartadas en un hilo,
entonces la declaración significa que el universo se teje en Dios de la misma
manera en que aquellas especiales y disímiles cuentas de madera están tejidas
en un hilo. Este significado no es coherente con la doctrina de la unidad.
Implica que “así como el hilo se encuentra en las cuentas, pero las cuentas son
diferentes de él, igual el Ser Supremo se encuentra en el universo manifiesto y
no manifiesto, pero el universo es diferente del Ser y algo más que el Ser”.
Pero esto es incompatible con las declaraciones establecidas en las escrituras
y los ejemplos citados anteriormente. Los ejemplos se dan para ilustrar una
doctrina. Una doctrina juega un rol principal como el de un maestro y un
ejemplo juega el rol secundario como de un asistente. Así como un asistente
apoya al maestro y no va en contra de sus deseos, los ejemplos deben apoyar la
doctrina y no argumentar en su contra. Aquí la doctrina a ser establecida es la
existencia del uno sin segundo. Un ejemplo en el que las cuentas son anudadas
del mismo hilo en que están engarzadas, como las cuentas anudadas de la seda en
Panjab, o el ejemplo de una cadena con hilo de oro y cuentas de oro, hace el
ejemplo congruente con la doctrina del uno sin segundo.
La doctrina de la no
diferencia refuta la doctrina de las diferencias. Debido a la ignorancia desde
tiempos inmemoriales, nos parece que el ser individual y el mundo están
separados del Ser Supremo. Para aliviar este sentimiento dañino, nuestras escrituras
establecen con fuerza el dichoso sentimiento de no diferencia del Ser.
Yadyat-paśyati cakṣurbhyāṁ tattad-ātmeti bhāvayet,
yadya-cśṛṇoti karṇābhyāṁ tattad-ātmeti bhāvayet,
dṛṣṭiṁ jñānamayīṁ kṛtvā paśyed-brahma-mayaṁ jagat (Upaniṣat).
“Cualquier cosa que sea
vista con los ojos, en ello perciban la presencia del Ser. Cualquier sonido que
sea escuchado, en todos ellos debe ser sentido el Ser, y nada más que el Ser.
Llenen su visión de conocimiento, vean al mundo entero como de Brahman”.
Nānyo ’to ’sti draṣṭā, nānyo ’to ’sti śrotā, nānyo ’to
’sti mantā, nānyo
’to ’sti vijñātā, eṣa ta ātmā-antaryāmya-mṛto
’nyadārtaṁ tato hoddālaka
āruṇi-rupara-rāma (Bṛhadāraṇyaka
Upaniṣad 3,7,23).
El sabio Yajnavalkya
dijo: “No hay otro vidente que el Ser Supremo, no hay otro escuchador que el
Ser Supremo, no hay otro pensador que el Ser Supremo, no hay otro conocedor que
el Ser Supremo. En otras palabras, el Ser Supremo es el que ve, el que escucha,
el que piensa, el que conoce, y no hay otro vidente, escuchador, pensador o conocedor
que el Ser Supremo. Ese Ser Supremo, que habita dentro y que es inmortal, es su
ser individual. El Ser es no diferente. Todo lo que es no Ser (otro que el Ser)
es diferente, pero el Ser no puede ser diferente. Todo el no Ser está en
aflicción, limitado, irreal, dolorido. Esto significa que solo el Ser perfecto
es libre, real y dichoso. Después de oír esta respuesta del gran sabio
Yājnavalkya a su pregunta (sobre el Ser), el sabio Uddalaka-Aruni no tuvo más
preguntas”.
Si hemos escuchado y
contemplado las upanishads y las escrituras como la Gita y el Bhagawat con
fe, practicado discernimiento y desapego, pero nuestra sensación de separación
aún no ha desaparecido, entonces ¿qué diferencia hay entre la mundanalidad
ignorante y la espiritualidad conocible?
Había una vez un
zapatero que escuchó sobre kashi-karavat,
un ritual en el que se lleva una sierra en la cabeza y se desea que el próximo
nacimiento tenga lugar en Kashi. Pensó: “Me he vuelto viejo. Mi muerte se
acerca. En lugar de morir en casa, voy a ir a Kashi y morir allí, para que se
pueda cumplir mi deseo”. Llegó a Kashi y se preparó para el ritual. Al levantar
el sacerdote la sierra sobre la cabeza del zapatero, el sacerdote le preguntó:
—¡Oh hermano! ¿Qué deseo
quieres pedir? ¿Qué es lo que quieres ser en la próxima vida?
Lleno de fe, el sencillo
zapatero pensó: “¿Qué quiero ser? No es bueno volverse un brahmín, porque
tendría que levantarme temprano por la mañana, estar de pie temblando en el
agua en las frías madrugadas y repetir el mantra
gayatri, bañarme varias veces al día,
usar un dhoti pequeño e ir al templo
de Shiva para verter agua sobre el lingam.
No quiero ser un brahmín. Si en la otra vida perteneciera a una casta guerrera,
tendría que luchar contra el enemigo, con una espada en campos de batalla. Mis
brillantes espadas cortarían cabezas y extremidades, como si fueran rábanos o
zanahorias. Por todas partes vería charcos de sangre y escucharía los
estridentes gritos, “¡Oh mi Señor! Me estoy muriendo”. Y si yo mismo me
volviera una víctima, yo mismo debería decir adiós para siempre. ¡Oh, no! No me
gustaría ser un guerrero. Pero si perteneciera a la comunidad de comerciantes,
abrumado por las preocupaciones de los millones de rupias, mi corazón se
secaría como estiércol”. Pensó en todas las opciones que podía elegir, y
finalmente se decidió por su propia profesión. “Es mejor ser un zapatero. No
voy a ser molestado por el frío, no voy a tener que llevar armas peligrosas, ni
preocuparme por el dinero; puedo levantarme cuando quiera y hacer zapatos,
ganar unas rupias, comer, beber y estar contento”.
Le dijo al sacerdote:
—Pon esa sierra sobre mi
cabeza. En la próxima vida me gustaría ser un zapatero. Ser un zapatero es lo
mejor. No quiero ser otra cosa.
El sacerdote se echó a
reír y dijo:
—Si quieres ser un
zapatero, ¿por qué pasas por toda la molestia de sostener una sierra?
Siendo ignorantes,
sentimos que nuestro Ser y el mundo son diferentes del Ser Supremo. Si estos
sentimientos se mantuvieran después de alcanzar el conocimiento, entonces ¿por
qué nos tomaríamos la molestia de obtener el conocimiento? Tratamos de obtener
conocimiento para librarnos del sentido de lo otro, para mantenernos
establecidos interna y externamente en el sentimiento del Ser. Por lo tanto
Bhagavatpād Shankaracarya dice:
Tvamarkas-tvamagnis-tvamindus-tvamāpaḥ,
tvamākāśa-bhū-vāyavastvaṁ cidātmā,
tvadanyo na kaścit-padārtho ’sti sarvaṁ,
sadānanda-saṁvit-swarūpaṁ tavedaṁ.
“¡Oh Ser Supremo! Eres
en verdad el sol, eres en verdad el fuego, eres en verdad la luna, eres en
verdad el agua, eres verdaderamente el espacio, la tierra y el aire, eres el
Ser conciente de todo. No hay otro objeto que Tú. Todo lo que existe es la
manifestación de su existencia, dicha y conocimiento”.
Esta es la experiencia
de la no diferencia. Es el fruto de prácticas como el discernimiento, el
desapego, escuchar, la contemplación y la meditación. Las diferencias están
impuestas sobre el Ser, que es uno sin otro, debido a la ignorancia; y debido
al conocimiento la imposición es refutada y solamente permanece el uno sin otro,
perfecto Ser Supremo. El proceso de la falsa imposición y su refutación es
comúnmente citado en todas las escrituras que tienen que ver con la liberación.
Por lo tanto, los reverenciados maestros de la no dualidad dicen:
Adhyā-ropāpa-vādābhyāṁ niṣprapañcaṁ prapañcyate,
mumukṣūṇāṁ bodha-siddhyai tattvajñaiḥ (śrutibhiḥ)
kalpitaḥ kramaḥ.
“Brahman, que está más
allá de los atributos del mundo, se describe primero con el mundo sobreimpuesto
a él, y luego, refutando el mundo, se demuestra que permanece como una unidad
indivisible. Para que los buscadores obtengan una firme comprensión de Brahman
no dual, las shrutis y los maestros
iluminados han pensado, de esta manera, una secuencia de sobreimposición y
refutación”.
En la presente estrofa
de la Gita se ve que ha sido adoptada
una variación de esta secuencia tradicional.
Mayi sarvamidaṁ protaṁ, sūtre maṇi-gaṇā iva.
En la segunda parte de
la estrofa, el mundo se sobreimpone al Ser Supremo, mientras que en la primera
parte, la sobreimposición es refutada. Del mismo modo, en el capítulo 9,
estrofa 4 de la Gita, el Señor
describe la sobreimposición debido a la ignorancia:
Mattaḥ parataraṁ nānyat kiñcidasti dhanañjaya.
Matsthāni sarvabhūtāni.
“En mí, el Ser Supremo,
que es una masa de existencia-conciencia-dicha, todas las criaturas existen
como hielo en el agua”. Y en la estrofa 5, él lo refuta con el conocimiento,
Na ca matsthāni bhūtāni, “Todas estas criaturas
no existen en mí”, así como brazaletes, pendientes y demás símbolos de diversos
nombres y formas de adornos son sobreimpuestos al oro. Cuando los ornamentos se
funden en el fuego desaparecen junto con sus nombres y formas, por lo que solo
queda el oro. En realidad, desde el punto de vista del oro, los ornamentos
nunca existieron; solo se había levantado una falsa acusación de ornamentos
sobre el oro. Del mismo modo una falsa acusación de un mundo compuesto de
nombres y formas, que en realidad son inexistentes, son levantados sobre el Ser
Supremo no dual debido a la ignorancia. A través del fuego del conocimiento
aquella acusación es refutada y queda la fundación de un único y puro Brahman
no dual.
Ese es el propósito de
la meditación en Brahman. El Señor Veda Vyasa invoca la sobreimposición sobre
Brahman en el inicio del Bhagawat:
Janmādyasya yato ’nvayādita-rataścārthe-ṣvabhijñaḥ
svarāṭ,
tene braḥma hṛdā ya ādikavaye, muhyanti yatsūrayaḥ,
tejovāri-mṛdāṁ yathā vinimayo, yatra trisargo mṛṣā,
dhāmnā svena sadā nirasta-kuhakaṁ satyaṁ paraṁ dhīmahi.
(Bhāgawat 1,1,1)
“La creación, el
mantenimiento y la disolución del universo tienen lugar a través del Ser
Supremo. El Ser existe en todos los objetos del universo como anvaya-vyatireka, “acuerdo y
diferencia”, en la especificidad y en lo absoluto. En otras palabras, los
objetos obtienen su existencia relativa por medio de la existencia absoluta del
Ser, tomando así nombres y formas específicas. Y sin Su existencia consciente,
ningún objeto puede existir ni puede ser percibido. La palabra anvaya o “acuerdo” significa que “Su
existencia implica la existencia de los objetos”, y vyatireka o “diferencia”, significa “Su no existencia implica la no
existencia de los objetos”. La existencia del alma implica una experiencia de
los estados de vigilia, sueño y sueño profundo. La no existencia del alma
implica la no experiencia de los estados de vigilia, y así sucesivamente. El
estado de samadhi también implica la no experiencia de los estados de vigilia,
y así sucesivamente. Pero tal como las condiciones de “acuerdo y diferencia”
del universo, se ha demostrado que el Ser Supremo impregna todo el universo,
que es de la forma de causa y efecto, y el Ser Supremo es también omnisciente y
autoluminoso. Es el solemne tema de los vedas, en el que poderosos eruditos son
engañados sin llegar a ninguna conclusión, pero por su simple deseo apareció en
el corazón de Brahmā. Así como la luz reflejada en el vidrio se confunde con el
agua, el agua se confunde con la tierra firme y la arena blanca se confunde con
el agua; de la misma forma el puro Ser Supremo no dual se confunde con la
creación inexistente de maya que se
compone de tres cualidades. Pero la luz del conocimiento del Ser disipa a la
malvada y engañosa maya y su
creación, a saber, el perceptible universo dualista. Meditamos en aquella
verdad suprema, no diferente de nada, Brahman, el Ser Supremo”.
En la sección de la Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad titulada “Forma y
sin forma” se discuten la imposición y su refutación:
Dve vāva Braḥmaṇo rūpe mūrtaṁ caivā-mūrtaṁ ca (2,3,1).
“Hay dos atributos de
Brahman: la forma y lo sin forma”. El principio de Brahman es en realidad sin
forma, por lo que los dos atributos no pueden ser reales. Son sobreimpuestos
solamente a través de la ignorancia, y por lo tanto pueden ser refutados. La verdad
suprema, sin embargo, nunca puede ser refutada. ¿Qué es una forma? La shruti dice:
Tadetan-mūrtaṁ yadanyad-vāyoścānta-rikṣād (2,3,2).
“Lo que es diferente del
aire y el espacio y puede ser percibido por la piel y los ojos, es una forma”.
Es tangible como la tierra, el agua y el fuego. ¿Qué es sin forma? La shruti dice:
Athāmūrtaṁ vāyuś-cāntarikṣaṁ ca (2,3,3).
“El aire y el espacio
son sin forma”. No se pueden captar en ninguna forma o figura. En primer lugar
las shrutis sobreimponen dos
atributos sobre el sin forma, el sin figura, el uno sin segundo Brahman. Luego
refutan la sobreimposición:
Athāta ādeśo neti neti, na hyetasmāditi
netyanyat-paramasti (2,3,6).
“Atha significa que después de la sobreimposición, Brahman, que
subyace y sostiene el universo, es en esencia ni con forma ni sin forma. De
esta manera, es refutado todo el universo dualista distinto del Ser, y se
impone el indivisible, no dual Brahman. No hay nada que no sea el Ser”. Esta es
la forma tradicional de iluminar la no diferenciadora naturaleza no dual de
Brahman. Refutando todos Sus atributos, tanto de forma como de sin forma, como
productos de apariencia engañosa, alude al único sustrato que queda, Brahman.
No es necesario hacer otra referencia. Por lo tanto Brahman es la única
referencia”.
Refutar el mundo dual de
forma y sin forma sin primero sobreimponerlo sobre Brahman no establece
claramente que “lo que queda es no diferente del Brahman no dual”. Del mismo
modo, negando que el viento tiene forma no puede decirse que la tierra sea sin
forma. La tierra todavía puede tener forma; del mismo modo, incluso después de
negar la existencia del mundo dualista en Brahman, el mundo todavía puede
existir en otras causas como la naturaleza, los átomos, y así sucesivamente. En
esta situación no puede quedar solo Brahman no dual. Por lo tanto todas
nuestras escrituras primero sobreimponen un mundo dual sobre Brahman a través
de maya, negando cualquier otra
causa, como la naturaleza o átomos, y establecen a Brahman como la única causa
no diferente fundamental y material del mundo. Luego refutan, junto con maya, la sobreimposición del mundo
dualista a través del conocimiento, e indican a Brahman no dual, en el que no existe
rastro de dualidad, como lo que queda.
Los maestros de altos
intelectos del sistema no dual dicen:
Pratilomā-nulomā-bhyāṁ viśvā-ropāpa-vādayoḥ,
cintane śiṣyate tattvaṁ taducchiṣṭaṁ vidur-budhāḥ.
Adhiṣṭhānasya satyattvaṁ, mithyātvaṁ nāma-rūpayoḥ,
vijñāya cintayed-brahma tattvam-ucchiṣṭa-madvayaṁ.
Uchiṣṭe brahmaṇi svasmin pravilā-pyākhilaṁ jagat,
dhyāyanna-dvaita-mātmānaṁ sukhī śānto bhaven-naraḥ.
[1]“En primer lugar, paso a
paso, el mundo es sobreimpuesto a Brahman; luego la refutación del universo
sobreimpuesto a Brahman se lleva a cabo en orden inverso. Al pensar en la
sobreimposición y su refutación, los estudiosos se refieren a cualquier
principio no dual que queda, como “sobrantes” de Brahman. Comprendiendo con
certeza que el sustrato, Brahman, es la única Verdad, y que el universo de
nombres y formas es ilusorio, uno solo debe contemplar el sobrante Principio de
Brahman no dual. Quien afirma: “Ese Brahman sobrante es yo mismo, y disuelvo el
universo entero dentro de mí mismo”, y solo medita en el Ser no dual, se vuelve
lleno de paz y feliz. Ya hemos explicado en detalle el Brahman sobrante en nuestro
trabajo sánscrito titulado Veda-saṁhito-paniṣacchataka,
que trata el tema Adhyātma-Jyotsna.
Los lectores familiarizados con el sánscrito pueden leer la descripción
específica en ese trabajo.
En este mundo dualista,
cualquier acción que se lleva a cabo se debe a la sobreimposición como
resultado de la ignorancia. “Yo soy un ser humano”, “yo soy un brahmín”, “yo
soy blanco”, “yo soy joven”; en todas estas declaraciones, el “yo” es el
Ser-testigo, y ser “humanos” o “brahmín” son realmente solo cualidades del
cuerpo visible, no del Ser-testigo. Sin embargo, debido a la ignorancia,
sobreimponemos a quien ve las cualidades de lo visto. La ilusión nos hace
utilizar expresiones como “Yo soy humano” o “Yo soy un brahmín”. Una persona
ignorante dice: “Mi cónyuge es mío. Este niño es mío”. Estas son acusaciones
falsas. Cuando pensamos en ello, vemos que un cuerpo pertenece a los cinco
elementos, que son sus propietarios y tutores; solo el engaño nos hace decir
con orgullo, “mi familia” o “mi hermosa mansión de siete pisos”. Mahatma Kabir
se burla de los engañados de esta manera:
Kankaḍa cuna-cuna mahala
banāyā, murakha kahe ghara merā re,
nā ghara terā nā ghara
merā, ciḍiyā raina baserā re.
“Al construir una
mansión, eligiendo cuidadosamente sus piedras,
una persona estúpida
dice: “Este es mi hogar.”
En verdad, la casa no es
tuya ni mía;
por la noche es
simplemente un gallinero”.
¿Cuál es la condición
final de alguien que se golpea el pecho con orgullo y dice: “¿Esto es mío, esto
es mío?” Kabir dice:
Apane khātara mahala banāyā,
āpahi jākara jaṅgala soyā.
hāḍa jale jaise lakaḍīkī molī,
bāla jale jaise ghāsa kī polī.
“Construyó la mansión
para sí
pero fue a dormir al
cementerio.
Los huesos arden como un
haz de leña,
el cabello arde como un
montón de hierba”.
Como resultado, dice
Kabir,
Isa tana dhanakī kauna baḍāyī,
dekhata nainoṅ me miṭṭī milāyī.
“Acerca de este cuerpo y
de la riqueza,
¿qué es tan grande?
Como ves,
los ojos están cegados
por la arena”.
Así, todas las acciones
en este mundo son impuestas y no reales. Para establecer esto, un poeta
describe las travesuras de la infancia del Señor Shrikrishna:
¿Kastvaṁ? Kṛṣṇa-mavehi māṁ. Kimiha te’. Manmandirāśaṅkayā.
Yuktaṁ. ¿Tannavanīta-bhājana-puṭe nyastaḥ kimarthaṁ
karaḥ?
Kartuṁ tatra pipīIikā-panayanaṁ. Suptāḥ kimudbodhitāḥ,
¿Bālāḥ? Vatsagatiṁ vivektumiti. Saṅjalpan Hariḥ pātu
vaḥ.
Era una hermosa mañana.
El cielo estaba completamente rojo en el Este. Una suave brisa soplaba sobre el
agua fresca del río Jamuna. Los pájaros volaban de árbol en árbol, cantando
hermosas melodías. Una gopi locamente
enamorada de Shrikrishna fue a buscar algo a casa de un vecino, dejando la
puerta abierta. Deseaba ver la hermosa forma de Shrikrishna, que atrae incluso
a las mentes de los sabios. En ese momento el Señor Shrikrishna, el Morador
Interno, entró en la casa de la gopi
para sorprenderla, con el pretexto de robar mantequilla. Justo cuando estaba
metiendo la mano dentro de la olla de barro de mantequilla, la gopi regresó. A pesar de que sabía lo
que el Señor Krishna hacía, ella quería quejarse amorosamente.
—¿Quién eres tú? —preguntó.
—¡Oh Gopi! Ten la
seguridad de que soy Shrikrishna. ¿Me has olvidado?
—¡Bien! Dejemos de lado
el hecho de que eres Shrikrishna —dijo la gopi.
—¿Por qué entras en mi casa?
El Señor Shrikrishna, la
joya suprema de la astucia, con un ingenio poco común, respondió rápidamente:
—¡Oh! ¿Esta es tu casa?
Pensé que era mía. Entré pensando que era mi casa. Tal vez he confundido la
casa de un extraño con la mía.
Para justificar su declaración, el Señor le
explicó la naturaleza del mundo a la gopi.
—¡Oh diosa! Este mundo
está lleno de ilusión. Todo el conocimiento del mundo es ilusión. Ningún
conocimiento es la verdad suprema. La ilusión y nada más que la ilusión se ha
extendido por todas partes. La ilusión, que es considerar algo como otra cosa,
es la base del mundo. Si no existiera la ilusión, todas las acciones del mundo
llegarían a su fin. La ilusión del mundo es en sí misma la vida. Entonces, ¿qué
tiene mi ilusión de extraña?
Al oír estas palabras
juguetonas de Shrikrishna, la gopi
vaciló un poco.
—¡Mi querido
Shrikrishna! Lo que dices es razonable, pero, ¡oh fuente de la gracia! ¿Por qué
has puesto la mano en el tarro de mantequilla? ¿Hay ilusión incluso en eso?
En un destello Shrikrishna
dijo:
—¡Sí! ¡Sí! Por supuesto.
Ciertamente, yo estaba engañado. Yo sabía que había hormigas en la olla y puse
mi mano dentro para sacarlas.
Al escuchar las
inteligentes respuestas de Shrikrishna, la gopi
estaba exultante de afecto por él y volvió a decir:
—¡Oh Amado de mi
corazón, Krishna! Todas esas cosas que dijiste son muy graciosas, pero ¿por qué
despertaste a mis hijos, que estaban profundamente dormidos? La ilusión se ha
propagado también allí?
—¡Oh Gopi! ¡Tienes
razón! Hoy estoy realmente engañado por la ilusión. ¡Estaba engañado también al
despertar a tus hijos! Pensé que los terneros, que pertenecen a estas vacas,
estaban desatados, y salí corriendo. Para traerlos de vuelta, desperté a tus
hijos. Pero ahora veo que los terneros no están sueltos. Están atados allí
mismo.
Que el Señor Shrihari,
que dice tales palabras chistosas y misteriosas, los proteja a todos.
La forma espiritual de
Shrikrishna es el alma individual. El principio védico es Brahmaiva saṁsarati brahmaiva mucyate, “El Ser Supremo, Brahman,
experimenta el mundo por la ignorancia. Se llama mundo a los roles del hacedor
y el experimentador. El conocimiento de Brahman libera al Ser del mundo”. Por
eso dicen las escrituras,
Śarīraṁ brahma prāviśat (Atharva Veda 11,8,30)
“El mismo Brahman se
convierte en el ser individual y ha entrado en el cuerpo”.
Anena jīvenātmanā ’nupraviśya nāmarūpe vyākaravāṇi (Chāndogya Upaniṣad 6,3,2)
“Al entrar al cuerpo
como el ser individual, permítanme definir nombres y formas”.
Īśvaro jīvakalayā praviṣṭo bhagawāniti (Bhāgawat 3,29,34).
“El Señor mismo ha
entrado en el cuerpo como un ser individual”.
La gopi representa el intelecto. Go
significa sentidos y pa significa
proteger. Así, gopi significa
protector de los sentidos. Ella conoce a Shrikrishna, pero no Lo conoce. Es por
eso que ella le pregunta: “¿Quién eres tú?” Si algo es conocido por completo no
surgen preguntas, y si algo no se conoce en absoluto entonces tampoco surgen
preguntas. Las preguntas surgen solo si conocemos algo de manera general. Todos
conocemos al Ser Interior Shrikrishna como la pulsación que surge dentro de
“yo”, pero lo conocemos en general, y no conocemos Su eterna, pura, iluminada,
libre, perfecta, no dual, particular naturaleza. Es por eso que surge la
pregunta: “¿Quién eres?”.
El Krishna espiritual se
confunde pensando que la casa de un extraño le pertenece. Esta casa del cuerpo
de las nueve puertas es la casa de un extraño, ya que es creada por los cinco
elementos. Pero Él piensa que es suya.
La olla de mantequilla
es el corazón. Las hormigas, en la forma de ideas equivocadas, han entrado en
la olla. Poner la mano en la olla significa tratar de eliminarlas. Este mundo
es el mismo pensamiento erróneo. Es por eso que el mundo no es considerado como
teniendo existencia real. Debido a la ignorancia de no saber, el mundo parece
ser real, aunque no lo es. A pesar de que no existe, parece existir.
Si hay algo que solo
parece existir debido al engaño es considerado falso y no la última verdad. Al
igual que cuando mirando una cuerda con poca luz, y debido al engaño, vemos una
serpiente y temblamos de miedo, la serpiente sigue siendo considerada como
falsa. Con el conocimiento correcto la serpiente ilusoria y el temblor, ambos
desaparecen. El mundo visto debido a la ignorancia puede ser obviado por el
conocimiento. Por lo tanto el mundo es considerado como falso.
La fuente de dicha, el
Señor Shrikrishna, instruye a Uddhava en el undécimo capítulo del Bhagawat de la misma manera en que había
instruido a Sanaka y a otros sabios al principio de la creación, en la forma de
un cisne.
Īkṣeta vibhrama-midaṁ manaso vilāsaṁ,
dṛṣṭaṁ vinaṣṭa – atilola-malāta-cakraṁ,
vijñānameka-murudheva vibhāti māyā,
svapna-stridhā guṇavisarga-kṛto vikalpaḥ.
Dṛṣṭiṁ tataḥ pratinivartya nivṛtta-tṛṣṇaḥ,
tūṣṇīṁ bhaven-nija-sukhānubhavo nirīhaḥ,
saṅdṛśyate kva ca yadī-dama-vastu-buddhyā,
tyaktaṁ bhramāya na bhavet-smṛti-rānipātāt.
(Bhāgawat 11,13,34-35)
“Hay que considerar este
universo ilusorio como un juego de la mente: visible, perecedero, y voluble
como un anillo creado al girar una antorcha encendida. Aunque en realidad no
existe, el universo parece existir debido a la ilusión. El mismo iluminado Uno
sin segundo Brahman, en sí, aparece como una multitud de formas. Hay que llevar
la atención lejos de este mundo dual, que es una ilusión de los tres estados de
vigilia, sueño y sueño profundo, creado por el efecto de los guṇas, considerándolo como un sueño de maya, y permanecer libre de acción, en
silencio, libre de deseos, y en la dicha perfecta del Ser. Sin embargo, al
comer y en otras funciones necesarias, el mundo todavía es percibido, pero
sabiendo que es falso y habiéndolo abandonado, el mundo no puede crear más
ilusión. Por supuesto, hasta la muerte, el mundo siempre será percibido
mientras realicemos cualquier acción”.
La sobreimposición se
hace con el fin de refutar lo mismo. Al refutar, la sobreimposición es obviada.
La refutación se establece solo a través de la contemplación del principio
subyacente. Sin la contemplación del principio la refutación no puede ser
establecida. Así como la ilusión de sueño es refutada por el despertar y la
oscuridad es refutada solo por la luz y no por otro medio, solo a través de la
contemplación del principio la acusación de dualidad es refutada.
Janaka, el rey de
Mithila, era un buscador. Por lo tanto, le gustaba el satsang. Si no se es un buscador, no puede probarse el dulce néctar
de satsang. Muchos sabios iluminados,
estudiosos de los vedas, frecuentaban su corte. Una noche, en un sueño, el rey
Janaka se vio a sí mismo como un pobre mendigo. Usando ropa rota y andrajosa,
sobre su sucio cuerpo arrugado, con un bastón en la mano, cojeaba de puerta en
puerta, con la mirada triste, pidiendo comida. Nadie le prestaba atención. Vagaba
de un barrio a otro torturado por el fuego del hambre, gritando para
aquietarlo. Con voz abatida y patética, le pedía a todo el que se cruzaba,
“¡Oh, hermano! Por favor, ten compasión de este pobre mendigo. No quiero miles
o millones de rupias. Quiero solo unas pocas piezas de pan para saciar mi
hambre. No tengo hogar, estoy solo, débil, miserable y arruinado. Por favor
comparte conmigo algo de la abundancia que Dios te ha dado, y gana méritos para
ti mismo”. Los mendigos desamparados no solo piden, sino que también son buenos
para dar consejos. Añadió: “Hermano, ¡mira! En la vida pasada no le di nada a
nadie. No hice caridad. Es por eso que en esta vida tengo que pedir. Si tú
tampoco das algo en esta vida y haces caridad, tendrás un destino similar a la
mío. Sé benevolente. Da lo que puedas”.
Aṣṭādaśa-purāṇāneṣu vyāsasya vacanadvayaṁ,
paropakāraḥ puṇyāya, pāpāya parapīḍanaṁ.
“En los dieciocho purāṇas
de Vyasa, dos declaraciones sintetizan su obra. Ser benevolente con los demás
es ganar mérito, y dañar a otros es cometer pecado”.
Parahita sarisa dharma nahiṅ bhāī',
para-pīḍā sama nahiṅ adhamāī” (Rāmāyaṇa).
“¡Oh, hermano! No hay religión
mayor que la benevolencia con los demás. No hay nada peor que lastimar a los
demás”.
Pero en el pueblo vivían
personas que no sabían dar. Nadie quería escuchar las súplicas del mendigo. Los
que lo hacían, lo negaban o despreciaban. ¿Qué sabe la gente, que llena sus
estómagos cuatro veces al día, de la situación apremiante que es el hambre para
un pobre? Deambuló famélico por el pueblo. Pasó tres días sin comer. Su
garganta se secó de tanto gritar. Su voz era débil y tenía poca fuerza para
caminar. Aún cojeaba y gritaba con una luz de esperanza. Al cuarto día, al
anochecer, alguien oyó su voz dolorida y débil, y le señaló un comedor de
beneficencia cercano donde se servía khichri
(un plato de arroz y lentejas) a los pobres. El mendigo se acercó y pidió de
comer. Sin embargo, cuando una persona es desafortunada, oye “no” donde quiera
que vaya. El encargado de la cocina le dijo: “La comida se acabó. La cocina
está cerrada”. Al oír esto, el mendigo, desesperado, se desmayó. El encargado
se dio cuenta de que si no comía ese mismo día, el mendigo iba a morir. Le
pidió las sobras al cocinero, quien raspó los restos quemados de khichri del fondo de la olla, los sirvió
en un cuenco y se los dio al encargado. Él llevó el cuenco al mendigo y lo llamó.
El mendigo luchó por levantarse. El encargado le dijo que si al khichri le añadía agua de un pozo que
estaba al otro lado de la carretera, tendría algo de comer. El mendigo se
levantó, tomó el cuenco de khichri y
estaba a punto de cruzar la calle, cuando escuchó fuertes gritos: “¡Corre!
¡Corre! Vienen dos toros embravecidos”. Él también comenzó a correr, pero
débilmente. En un estruendo, los toros lo embistieron y tiraron al suelo, donde
quedó herido con su cara en la tierra. El tazón de khichri también cayó al suelo.
Entonces el rey Janaka
se despertó. En el sueño él era un pobre mendigo, y despierto era el rey de
reyes. En el sueño experimentó la miseria y despierto vivía en la opulencia. El
mundo de los sueños estaba lleno de humillación y carencias, el mundo de la
vigilia estaba lleno de gran orgullo y abundancia. El rey Janaka pensó: “¿Quién
soy yo? ¿Soy un desgraciado mendigo, o el soberano de Mithila, rey de reyes?
¿Es real la indeseable escena del sueño, o la más deseable escena de la
vigilia?”.
Absorto en estos
pensamientos, el rey fue a su corte. Preguntó a los pandits allí reunidos: “¿Es real el mendigo o el rey? ¿Es esto
real, o lo otro?” Pero al no conocer el misterio de la base de su pregunta, no
pudieron responder en absoluto. En ese momento, Maharshi Asetāvakra entró a la
corte. Maharshi Asetāvakra, que conocía el pasado, el presente y el futuro,
respondió negando:
—¡Oh Janaka! No eres ni
un rey ni un mendigo, ni esta ni aquella escena es real. Ninguna escena del
estado de vigilia o de sueño es real. La real es la única conciencia de
testigo. Tanto el rol del mendigo como el rey están sobreimpuestos a ti, el
testigo. Conociendo el testigo, refutas la sobreimposición de la escena. Presta
atención al testigo, no a la escena. Tú eres un testigo, que es autoluminoso,
conciencia. El cuerpo y los sentidos son solo escenas inertes. Eres sin
principio, infinito, indivisible y grande; lo que tiene un principio y un
final, es dividido e inferior. Su naturaleza es verdad, conciencia y dicha,
mientras que la naturaleza de este mundo es la mentira, la inercia y la
miseria. Conocer correctamente al Ser refuta el cuerpo visible, y los estados
corporales de vigilia, sueño y sueño profundo. Así, alcanza correctamente el
conocimiento de tu Ser. Uno no tiene nada que ganar o perder de la escena
sobreimpuesta.
A este respecto, se dice
en el Tulasi-Rāmāyaṇa,
Svapne hoya bhikhāri nṛpa, raṅka nākapati hoya,
jāge hāni na lābha kachu, timi prapañca jiya joya.
“Al soñar, el rey se
vuelve un mendigo, el pobre se vuelve Indra, el rey de los dioses. Pero en el
estado de vigilia no hay ganancia ni daño. El mundo debe ser tratado de la
misma manera”.
En el séptimo capítulo
del Bhagawat, el mayor devoto,
Prahlāda, instruye a los hijos de los demonios en el conocimiento del Ser:
Ātmā nityo ’vyayaḥ śuddhaḥ, ekaḥ kṣetrajña āśrayaḥ,
avikriyaḥ svadṛk hetu-vyāpako ’saṅgya-nāvṛtaḥ.
Etair dvādaśabhir-vidvān ātmano lakṣaṇaiḥ paraiḥ,
ahaṁ mametya-sadbhāvaṁ dehādau mohajaṁ tyajet (7,7,19-20).
“En verdad, el Ser es
eterno, imperecedero, puro, único, conocedor del campo, primordial, sin
modificación, autoluminoso, causa de todo, penetrante, desapegado y sin
cobertura (aquello es perfecto). Por lo tanto, un ser humano considerado debe
contemplar estos doce atributos del Ser, y renunciar a los sentimientos del ego
y el apego del cuerpo que surgen debido a la ignorancia”.
Buddher-jāgaraṇaṁ svapnaḥ suṣuptiriti vṛttayaḥ,
tā yenaivā-nubhūyante so ’dhyakṣaḥ puruṣaḥ paraḥ (Bhagawat 7,7,25).
“Vigilia, sueño y sueño
profundo son los movimientos del intelecto. El Uno a través del cual estos son
experimentados, es también el testigo, y preside todo”.
Etad-dvāro hi saṅsāro guṇakarma-nibaṅdhanaḥ,
ajñāna-mūlā-’pārtho ’pi puṅsaḥ svapnaí iveṣyate (Bhagawat 7,7,27).
“La única causa de cualidades
(gunas) y acciones (karmas) es el mundo; la identificación
con el cuerpo es la puerta de entrada a la experiencia del mundo. El mundo
surge debido a la ignorancia del Ser, y aunque no es real, el alma individual
lo percibe como un sueño”.
Por lo tanto las shrutis y otras escrituras imparten
instrucción sobre el Ser a través de atadvyāvṛtti.
Atat(d) o “diferente del Ser” se refiere al dualista mundo sobreimpuesto,
vyāvṛtti significa “refutación”. El
Ser no puede ser conocido sin refutar el mundo dualista. Al preguntar un
buscador, de manera directa, “¿Qué es ese Ser?”, Gurudev solo da una respuesta
indirecta: “Este cuerpo no es el Ser. Los sentidos no son el Ser. La mente y el
intelecto no son el Ser, y así sucesivamente. Después de eliminar todos estos,
lo que queda, a través del cual se experimenta el cuerpo inerte, es el Ser”.
El Señor ShriRama, que
siempre vivió bajo el código de la conducta ideal, estaba yéndose a vivir al
bosque, en compañía de su hermano, Lakshmana, y su esposa, Sita, la hija del
rey Janaka. Ellos visitaron el ashram
del sabio Atri. Los hermanos, Rama y Lakshmana, ofrecieron sus saludos al sabio
y se sentaron cerca de él. Sita fue ante la esposa de Atri, Anusuya, se inclinó
hacia ella y se sentó cerca de ella. Anusuya, después de las cortesías y
saludos iniciales, preguntó a Sita, cuál de los dos jóvenes era su marido, el
guapo moreno o el de tez más clara. Las escrituras aconsejan no señalar a un
guru o a un esposo, por lo que Sita se limitó a decir que el de la tez más
clara era su cuñado, y guardó silencio. Anusuya entendió correctamente, por
proceso de eliminación, que el esposo de Sita era el guapo moreno. La ley de lo
restante es un principio bien conocido en la filosofía. Se puede afirmar, por
lo tanto:
Prasakta-pratiṣedhe ’nyatrāsaṅgāt,
pariśiṣyamāṇe saṁpratyayaḥ pariśeṣaḥ.
“Después de quitar la
asociación existente, sin que sea posible otra asociación, lo restante es
entendido correctamente”.
Anusuya había
erróneamente asociado a Lakshman como esposo de Sita. Sita eliminó esta asociación.
Al no haber ninguna otra asociación posible, tal como la presencia del hermano
de Rama, Bharat, el restante, Rama, fue correctamente entendido como esposo de
Sita. Esto ejemplifica la ley de lo restante.
Del mismo modo, cuando
las desconocidas, imaginadas, distintas del Ser, ilusorias condiciones, son
removidas por el conocimiento del Ser, no hay ningún objeto presente más que el
Ser que pueda ser confundido con el Ser. Esto nos lleva a la certeza absoluta
de que lo restante, que es el resultado de la eliminación de todo, es el
indiscutible Ser indivisible. Los maestros de vedanta describen esto con
certeza:
Nityaḥ śuddho buddha-mukta-svabhāvaḥ,
satyaḥ sūkṣmaḥ san vibhuścādvitīyaḥ,
ānandābdhiryaḥ paraḥ so ’hamasmi,
pratyagdhātu rnātra saṅśīti-rasti (Saṅkṣepa-śārīraka 1,173).
“El Uno que es eterno
(carente de divisiones en pasado, presente y futuro), puro (desprovisto de la
mácula de la ignorancia), iluminado (autoluminoso, el mismo conocimiento),
libre (sin la esclavitud del obsesionamiento y el apego), verdadero (nunca
obstaculizado), sutil (carente de densidad o incomprensible), omnipresente
(carente de partes), uno sin segundo (desprovisto de cualquier otra cosa aparte
de Sí mismo), y el océano mismo de Dicha (la perfecta fuente sin cubierta de la
Dicha) es el Ser Supremo, el indicado con tat
(aquello), en verdad el yo manifestado, el Ser, indicado por tvam (tú). El que se manifiesta como el
testigo del ego, y así sucesivamente, en la experiencia del “yo”, es el Ser
manifestado. Ese mismo es el Ser Supremo, que Yo Mismo soy. A este respecto no
hay un poco de duda. Esto quiere decir que yo no soy el cuerpo, que es
perecedero e impuro. El mundo de nombres y formas tampoco existe. No hay
criaturas individuales. Solo el completamente pleno Brahman existe en todas
partes. Es por eso que la Munḍakopaniṣat
dice,
Brahmaivedamamṛtaṁ purastād-brahma
paścād-brahma dakṣiṇata-ścottareṇa,
adhaścordhvaṁ ca prasṛtaṁ
brahmaivedaṁ viśvamidam variṣṭhaṁ (Muṇḍakopaniṣat 2,2,11).
“Todo esto es en verdad
el dichoso Ser, lo que está al frente es todo Brahman, lo que está detrás es
todo Brahman, lo que está en el Norte y en el Sur es todo Brahman, lo que está
por encima y por debajo, es el todo completo Brahman. Este universo entero es
solo el mayor de todo, Brahman, y nada más”.
Hace unos años, en el
famoso Kailasmandir en Kanpur, hubo una exposición de las actividades lúdicas
del Señor de la epopeya Mahābhārata.
Miles de personas la visitaron. Fui invitado por un buscador:
—¡Swamiji! Es una
hermosa exhibición. Te invitamos a venir a visitarla. El coche está esperando.
Por favor, entra. Después de visitar la exposición, iremos a dar un paseo.
—Está bien, vamos —respondí.
Allí vimos enormes
estatuas de arcilla bellamente pintadas. La gente las señalaba y las identificaba
como los diversos personajes del Mahābhārata,
y se decían unos a otros: “Mira a la Madre Kunti, y aquí está el abuelo Bhiṣma,
el ciego Dhṛtarāṣtra. Mira la narración de la historia de “La perforación del pez”.
Mira, allí está Arjuna disfrazado como un brahmín con su arco y flecha. Aquí
está Draupadi de pie, con su guirnalda, lista para casarse con el ganador. Mira
al malvado Duḥṣāsana, tratando de desenrollar a Draupadi en la corte de
Duryodhana. Oh, ese es Shrikrishna como el auriga de Arjuna, instruyéndolo en
la Gita”.
Así, la gente ponía
nombres y formas, como marcas, a las figuras de arcilla. La narración era tan
realista que se alegraban al observar acontecimientos felices y se lamentaban
ante los tristes. Si hubieran pensado en ello, se habrían dado cuenta de que
las figuras eran solo de barro, por dentro y por fuera. No eran Bhiṣma ni
Dhṛtarāṣtra, solo arcilla. La exhibición entera solo era una sobreimposición
imaginaria de nombres y formas.
Asimismo, realmente en
este universo solo está Brahman. Está completamente por dentro y por fuera de
todo. Más aún, existe en todas partes por igual. Olvidando el verdadero principio,
la gente está absorta en la observación de escenas ficticias que los vuelven
locos. Su ilusión es quitada solamente a través de la filosofía, el
conocimiento del principio. La filosofía, a través de la refutación de todo lo
que no es Brahman, otorga la experiencia del Brahman no dual como lo restante.
Este remanente Uno sin ningún otro es el estado supremo de Vishnu. El Rgveda y Bhagawat presentan el estado de Vishnu de la siguiente manera:
Tadviṣṇoḥ paramaṁ padaṁ, sadā paśyanti sūrayaḥ,
divīva cakṣurātataṁ (Rgveda
1,22,20).
“Los instruidos grandes
seres siempre ven ese estado supremo de Vishnu. En todas partes tienen una
experiencia directa de la perfecta naturaleza no dual, tal como los ojos
abiertos de par en par al cielo, ven el sol”.
Paraṁ padaṁ vaiṣṇava-māmananti tad, yanneti
netītyatadutsisṛkṣavaḥ (Bhāgawat
12,6,32).
“Los grandes seres que
disciernen, que están siempre ocupados restando credibilidad a lo
sobreimpuesto, falso, distinto del Ser, afirmando “esto no, esto no”, indican
que Aquello, que es sin otra cosa, lo que queda después de que todo lo demás es
eliminado, es el estado supremo no dual de Vishnu”.
De esta manera, el Señor
Shrikrishna imparte instrucción a Arjuna en el principio de no dual, en la
estrofa 7 de la Gita.
[1]
Al subir las escaleras las enfrentamos y al bajarlas les damos la
espalda. Este proceso se llama anuloma
y pratiloma. Del mismo modo, cuando
el mundo es sobreimpuesto a Brahman, primero sobreimponemos el espacio, seguido
por el aire, el fuego, el agua y la tierra en ese orden; y luego al refutar la sobreimposición
el orden es lo contrario: la tierra se disuelve en el agua, el agua en el
fuego, y así sucesivamente. No empezamos con el espacio.
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