lunes, 28 de enero de 2013

Estrofa 24

Avyaktam vyaktimāpannaṁ,
manyante māmabuddhayaḥ,
paraṁ bhāvamajānanto
mamāvyaya-manuttamaṁ (Gītā 7,24).

“Los torpes no saben que mi verdadera naturaleza es el insuperable, exquisito e imperecedero Ser Supremo, una no dual y perfecta masa de existencia, conciencia y dicha. No conocen el principio de que a pesar de que soy el no nacido Señor de todo, me manifiesto en la forma a través de mi poder de maya, y piensan en mí, el Señor Supremo, como un individuo limitado que toma nacimiento como un ser humano. Por lo tanto no me adoran”.

El Señor Shrikrishna está describiendo su verdadera naturaleza a Arjuna. Dice: “Yo soy imperceptible. Soy sin nombre ni forma. Soy incorpóreo y sin figura. Yo soy el Ser interior de todos los seres, omnipresente y perfecto. La shruti también dice lo mismo: Sadeva somyeda-magra āsīt, ekamevādvitīyaṁ (Chāṅdogya Up. 6,2,1), “Todo este universo sensible y no sensible primero fue existencia imperceptible, o Brahman. Fue uno, desprovisto de los tres tipos de distinciones: identidad, semejanza y no semejanza; era una masa primordial de existencia, conciencia y dicha”. Nada más que Ello existía entonces. La existencia es una entidad indivisible y absoluta. En realidad, Yo soy eso. Mi existencia es inmutable, indestructible y sin igual, es decir, no existe nada superior a ello. Por lo tanto, es la única verdadera y elevada existencia. La gente ignorante no conoce esta existencia sin igual. Por eso, los tontos Me consideran, al Ser Supremo, como una criatura en particular, corpórea, nacido de mis propias acciones. Así me faltan el respeto y adoran a otros dioses”. 

Nuestras escrituras muestran que el Ser existe como tres tipos de existencia: inmanente (para), trascendente (apara) y absoluta (parātpara), que no es ni inmanente ni trascendente.

La existencia parātpara o absoluta es pura, y trasciende la dualidad del mundo y maya. Es sin mancha, Uno sin segundo, perfecta, sin atributos, sin igual, el tipo más eminente de existencia.

La segunda, existencia inmanente o para, es la causa primordial que adquiere atributos. Se convierte en específica a través de la acción de maya, por lo tanto, se convierte en la causa del universo. Este Brahman causal adopta formas groseras y sutiles y se llama Ishwara, el Gobernante Supremo, Hiranyagarbha, el huevo de oro primordial, y Virat, expansión.

El tercer tipo de existencia, trascendente o apara, es Brahman que trasciende el universo, toma el atributo de efecto, se llena de la cualidad pura, sattva, adquiere diversas formas y se le da una variedad de nombres, tales como Brahmā, Vishnu y Maheshwara.

La existencia absoluta sin atributos es alcanzable por el conocimiento. Las otros dos, es decir, la inmanente y trascendente, tienen atributos y pueden ser adoradas. El Absoluto Brahman sin atributos es sin forma ni cualidades, y no puede ser adorado.

En la Kenopaniṣad se dice:

Tadeva braḥma tvaṁ viddhi nedaṁ yadida-mupāsate (1,5).

“Conozcan ese Brahman que es sin atributos, absoluto. Lo que es adorado por los devotos es Brahman con atributos, cualidades y formas”.

Uno encuentra dos grupos fanáticos opuestos que no conocen la esencia de las enseñanzas de los vedas y las upanishads. Un grupo dice:

“Consideramos que el Señor Supremo es carente de cualidades y sin forma. Él nunca puede asumir ninguna cualidad o forma. Consideramos a los vedas como la autoridad eminente en la que se ha descrito a Brahman sin forma. No hay ninguna descripción de Brahman con atributos y cualidades. Por lo tanto, no puede haber encarnaciones tales como Rama y Krishna. Rama y Krishna eran grandes seres con vidas ejemplares. No pueden ser el Señor Supremo. Si Él tomara formas, no permanecería sin forma, y ​​siendo sin forma, ¿cómo va tomar una forma? Tomar una forma y permanecer sin forma son naturalezas opuestas entre sí, al igual que el calor y el frío. Dios sin forma es, por definición, continuo y omnipresente, mientras que una forma se limita a un solo lugar. Lo que es omnipresente no puede ser limitado y confinado a un lugar, y lo limitado y confinado a un lugar no puede ser omnipresente”.

El segundo grupo dice: “Nuestro Señor es con manos y pies y siempre tiene una forma. No solo no creemos en un Señor Supremo sin forma ni atributos, sino que ni siquiera queremos oír hablar de él. Si alguien empieza a hablar del Señor sin forma y sin atributos, debemos taparnos los oídos y huir. Nuestro Señor encarna como Rama y Krishna por el bien de sus devotos. Nosotros solo adoramos a tal Señor. Nunca adoramos al indistinto y sin forma Brahman”.

En referencia a esta gente fanática se dice:

Varaṁ vṛndāvane śūnye śṛgālatvaṁ ya icchati,
¡na tu nirviṣayaṁ braḥma mantu-marhati gautama!

“Prefiere ser un buitre en un Vrindavan desolado, pero el devoto del Señor con forma no quiere adorar o alcanzar al indistinto Señor desprovisto de cualidades”.

Los venerables grandes seres conocen la esencia de los vedas y otras escrituras. Dicen: "El Señor sin atributos carece de cualidades y forma, mientras que el Señor con atributos toma formas distintas. Lo que es sin forma e imperceptible es la verdad suprema, y ​​la forma perceptible se sobreimpone sobre ello. Por lo tanto, en los vedas y otras escrituras, el Señor Supremo ha sido descrito de ambas maneras. Hay muchos mantras de los Vedas que describen al Señor como sin y con forma: Apāṇipādo javano grahītā, paśyatya-cakṣuḥ Sa śruṇotyakarṇaḥ, (Śvetāśvatara Upaniṣad 3,19). Es sin miembros, por lo que no tiene forma. Sin embargo, corre, y acepta cualquier hoja o flor que se le ofrezca. En este punto surge la pregunta: “¿Quién es este Señor Supremo que corre y recibe? El que es sin forma y omnipresente no puede correr. ¿Alguien ha visto al cielo sin forma correr o recibir algo? Por lo tanto, el que lleva a cabo acciones de ejecución y recepción debe ser con forma, y no puede ser sin forma”. Además, él es sin ojos y oídos, por lo tanto, Él es sin forma; sin embargo, Él ve y oye. Ver y escuchar no puede ocurrir en un objeto sin forma, por lo tanto, el Señor que escuchar y ve, debe ser considerado con forma, porque es imposible que un imperceptible objeto sin forma lleve a cabo cualquier acción. Por lo tanto, es razonable considerar acciones como posibles solo en aquello que es perceptible y tiene una forma.

En el Sukla Yajurveda está el famoso mantra en el que, una vez más, el Señor ha sido descrito como sin forma, así como con forma:

Prajāpatiścarati garbhe ’’ntaḥ ajāyamāno bahudhā vijāyate,
tasya yoniṁ paripaśyanti dhīrāḥ, tasmin ha tasthur-bhuvanāni viśvā (31,19).

Esto significa que el Señor de la creación mora como perceptor en el universo, que es en sí el embrión (efecto) de maya. A pesar de que Él es sin forma y nacimiento, se manifiesta de diversas maneras con diferentes formas. Solo las personas valientes, cuyo intelecto no ha sido deformado, se dan cuenta de Su naturaleza que preside. En Él existen todos los mundos.

En este mantra lo No Nacido es llamado Discernido como Diverso. En esta declaración hay una contradicción, como cuando alguien dice: “En mi boca no hay lengua, así que, ¿cómo puedo hablar?”. Esta autocontradicción se debe a que lo no nacido no puede poseer una forma discernible. A fin de resolver esta autocontradicción, el Señor Supremo debe ser considerado como teniendo dos aspectos diferentes. Desde el punto del aspecto sin forma ni atributos, Él es no nacido, y desde el punto de vista de su manifestación con atributos, Él tiene formas discernibles. De esta manera, salvo que se asuma que el Señor Supremo tiene dos aspectos diferentes, ningún estudioso puede eliminar el defecto de autocontradicción en el mantra. Al igual que en la madreperla no hay plata real, sin embargo, la cualidad de la plata sobreimpuesta puede existir en él, así también las supuestas formas sobreimpuestas por maya, junto con lo sin forma verdadero, no presentan ninguna contradicción. En la misma línea, hay una aparente contradicción entre la presencia y la ausencia, mientras que desde el punto de vista de dos aspectos diferentes, no hay contradicción entre la existencia y la no existencia de formas. Por lo tanto, el mismo Señor Supremo, aunque es sin forma, puede manifestarse con forma debido a maya; y el tener forma no disminuye Su falta de forma. Esta es la increíble naturaleza del Señor Supremo. En la Gita Arjuna describe Āścaryavat paśyati kaścidenaṁ (Gītā 2,29), “Uno Lo discierne con asombro”.

Consideremos un mantra del Rudra Suktas en el Atharva Veda Saṁhitā, que después de ser  contemplado nos convence de que el Señor Supremo tiene atributos y forma. Ese mantra es el siguiente:

Oṁ namaste ’’stvāyate, namo astu parāyate,
namaste rudra! tiṣṭhata āsīnāyota te namaḥ (11,2,15).

“¡Oh Rudra! ¡Señor Supremo! Te ofrezco mis salutaciones mientras Te acercas”. Un devoto llama al Señor con amor, le invita, y le ora: “¡Oh venerado Padre! ¡Oh Señor! Ven y bendice mi vida”. Después de escuchar la plegaria, la fuente de compasión, el Señor, se acerca al devoto. Con la llegada del Señor, el devoto se atraganta de felicidad y dice: “¡Oh Señor! ¡Morada de la compasión! ¡Ven! Mientras te acercas, por favor, acepte mis salutaciones”. Cuando el Señor está ante el devoto para aceptar la ofrenda y el agua ofrecida para lavar sus pies, el devoto dice: “Estás ante de mí con amor, te saludo lleno de devoción”. Después de que el devoto ha ofrecido el agua y la ofrenda, sienta al Señor en un trono. En ese momento, dice, “¡Señor! Estás sentado, dispuesto a aceptar mi adoración. Te saludo”. Cuando el culto ha terminado, el Señor está listo para bendecir a los devotos y volver a su morada. Esa vez, el devoto dice: “¡Señor! Te ofrezco mis salutaciones. Por favor, ven de nuevo”. Por lo tanto, al final de la adoración, se dice ¡Gaccha gaccha Suraśreṣṭha! ¡Svadhāma Parameśvara!, “¡Oh el más grande de todos los dioses! Ahora puedes volver a tu casa, ¡puedes irte!”.

Aquí hay que contemplar: ¿quién es el Señor Supremo, que viene, se detiene, se sienta y se va? Si el Señor Supremo es sin forma y omnipresente, estas acciones no pueden ocurrir por medio de él. Ir y venir es imposible para lo sin forma. Por lo tanto, por la autoridad de los mantras védicos, tendrás que considerar al Señor Supremo como con forma. De lo contrario, los Vedas no podrían ser auténticos. En el Rudra Sukta mencionado, el Señor había sido claramente descrito como Rudra. Él es llamado por varios nombres, tales como Paśupati (El Señor de los animales), Bhūpati (Dios de la tierra), Bhava (Mundo), Śarva (el que va) y demás, para describir su señorío sobre todas las cosas. Por ejemplo, Yasminnimā viśvā bhuvanā-nyantaḥ, ¡sa no mṛḍa Paśupate! ¡Namaste! (Atharva Saṁhitā), ‘Que el Señor, en quien residen todos los mundos, nos haga felices. ¡Oh Pashupati, Señor de toda la creación! Te ofrezco mis salutaciones’. Tava catasraḥ pradiśastava dyaus-tava pṛthivī tavedamugra! urvantarikṣaṁ, tavedaṁ sarvaṁ... (Atharva Saṁhitā 1,2,10), ‘¡Oh Ugra! ¡El más grande Señor! Estas cuatro direcciones son tuyas. El cielo es tuyo. Esta tierra es tuya. Este amplio espacio es tuyo. ¿Qué más podría decir? Este universo entero es tuyo. Eres el único gobernante, tutor, cuidador e iluminador’. Yo ’’ntarikṣe tiṣṭati viṣṭabhito ‘yajvanaḥ pramṛṇan devapīyūn, tasmai namo daśabhiḥ śakvarībhiḥ (Atharva Samhita 11,2,23), ‘Al Señor Rudra, que permanece inmóvil en el espacio sin soporte, y que penaliza a los agnósticos que no adoran al Señor Supremo a través de sacrificios, caridad y otras obras santas, y que faltan el respeto a la deidad, le ofrecemos nuestras salutaciones con nuestros diez dedos juntos’. Namaḥ sāyaṁ namaḥ prātaḥ, namo rātryā namo divā, bhavāya ca śarvāya ca ubhābhyāmakaraṁ namaḥ (Atharva Samhita 11,2,6), ‘A aquel Señor le ofrezco mis salutaciones al amanecer, al anochecer, de noche, de día. Para Bhava, el Señor que crea el universo; a Sharva, el Señor, que asimila el universo dentro de Sí mismo, ofrezco mis salutaciones fielmente con devoción, con las manos juntas’.

Estos son todos los mantras dados en los Rudra Suktas (Aforismos sobre Rudra) que describen al Señor Supremo, el Soberano del universo. Si eres un ser imparcial, inteligente, noble y gentil, entonces estarás de acuerdo con que en los aforismos del Señor que viene y va, se relacionan con la forma y no con lo sin forma. De la misma manera, en el Ṛgveda Saṁhitā también hay una descripción a través de muchos mantras, acerca del Señor sin forma y del Señor con forma.

Por ejemplo, consideren el mantra:

¡Oṁ arhan! ¡Bibharṣi sāyakāni dhanvārhan!
¡Niṣkaṁ yajataṁ viśva-rūpam
arhanniádaṁ dayase viśvamabhvaṁ,
na vā ojīyo rudra! Tvadasti (2,33,10).

“¡Oh Rudra! Eres sumamente reverenciado con fuerza insondable. Para castigar a los malvados Te armas con arco y flechas. Eres sumamente reconocido como la fuente de la belleza. Llevas una atractiva guirnalda de varios tipos de joyas brillantes. Oh supremamente Venerado, eres vasto como el mismo universo y lo proteges. No hay nada tan extremadamente poderoso como Tú”.

En este mantra se ha descrito claramente al Señor con forma, ya que solo el Señor con forma puede llevar armas y ponerse una corona, no el sin manos, pies ni otras extremidades.

Un alma individual es sin forma, pero tiene un cuerpo físico debido al rendirse ante las acciones que se derivan de los deseos de la ignorancia. Así también, a pesar de que el Señor Supremo no tiene forma, por medio de su principio puro de maya, puede, a voluntad, manifestarse en diferentes divinas formas ilusorias, para castigar el mal y agraciar la bondad. En esto no hay contradicción.

Por lo tanto Goswami Tulasidas ha dicho,

Eka dāru gata, dekhiya ekū, pāvaka yuga sama braḥma vivekū,
¿phūle kamala soha sara kaise? nirguṇa braḥma, saguṇa bhaye jaise.

“Así como en la madera existe fuego en una forma no manifestada, y existe en la llama de una lámpara en una forma manifiesta, así también Brahman impregna todo como lo inmanifiesto sin forma, el Ser del Universo, escondido en todo el mundo, que se manifiesta para los devotos en un forma perceptible. Así como las flores de loto que surgen del agua de un lago realzan su belleza, así también las formas manifestadas que surgen de Brahman sin forma, aumentan la grandeza del Brahman sin forma”.

Acharya Swami Madhusudana Saraswati fue un reconocido estudioso de la doctrina de la no dualidad, un experto en la interpretación del significado de las escrituras. Hay una estrofa escrita en su honor.

Navadvīpe samāyāte madhusūdana-vākpatau,
cakampe vādi-vāgīśaḥ kātaro ’bhūd gadādharaḥ.

“Cuando Madhusudan Swami fue a Navadvipa a visitar el famoso centro de aprendizaje en Bengal, el eminente y conocido erudito VādiVāgīsh empezó a temblar de temor, y el jefe de los maestros, Bhaṭṭācārya, se volvió dócil por la inquietud”.

Goswami Tulasidas también ha dicho,

Madhusūdana-sarasvatyāḥ pāraṁ vetti sarasvatī,
sarasvatyāḥ paraṁ pāraṁ madhusūdana sarasvatī.

“Solo la diosa Saraswati puede alcanzar el grado de acumulación inagotable de conocimiento de Madhusudan Swami, mientras que solo Madhusudan Saraswati conoce la riqueza ilimitada de Saraswati por completo”. Es el autor de una obra titulada Advaita-Siddhi, que solo los eruditos pueden disfrutar, ya que es un joya, un tratado muy avanzado, importante, reflexivo y detallado. En este libro erradica la doctrina de la dualidad y establece la supremacía de la doctrina de la no dualidad con fundamentos y argumentos de muchos tipos. Por lo tanto, el tratado Advaita-Siddhi es considerado tan profundo y complejo que solo hay un puñado de eruditos que pueden enseñarlo, incluso en una ciudad iluminada como Kashi. Hay, por supuesto, solo unos pocos estudiantes excepcionales y muy inteligentes que lo pueden leer y entender. Madhusudan Swami abre su capítulo titulado “Inferencia de Brahman sin forma ni atributos” con una invocación que describe a Brahman con forma y atributos. Madhusudan Swami era un adorador y devoto del Señor Shrikrishna. Es por ello que en la invocación ha descrito al Señor Shrikrishna con forma. Por lo que sé, esa gran estrofa de invocación es bien conocida en toda la India entre los creyentes de Dios. También hemos citado esa estrofa al comienzo de “El néctar de las disertaciones sobre el séptimo capítulo de la Bhagavad Gita”, es decir, este tratado. Es así:

Vaṁśī-vibhūśita-karān-navanīra-dābhāt,
pītāṁbarā-daruṇa-bimba-phalā-dharoṣṭhāt,
pūrṇendu-sundara-mukhād-aravinda-netrāt,
kṛṣṇāt-paraṁ kimapi tattvamahaṁ na jāne.

“El Señor Krishna sostiene una flauta. Es oscuro como una nube recién formada. Viste ropas de seda amarilla. Sus labios son rojos como la roja fruta bimba. Su cara es hermosa como la luna llena. Sus ojos tienen forma de hojas de loto. No conozco ningún principio superior a Shrikrishna, Él es más grande que el mayor principio eterno”.

Madhusudan Swami sentía que sin adorar a Brahman con una forma en particular, ningún buscador puede alcanzar el conocimiento profundo de Brahman sin forma ni atributos. Hay un incidente en su vida ejemplar. Madhusudan Swami estaba viviendo probablemente en Kashi. Una vez decidió que le gustaría conocer personalmente a su amada deidad Shrikrishna. Por lo tanto, adoró al Señor Shrikrishna a orillas del Ganges, en soledad. Quienquiera que adora de esta manera, con concentración y fe, durante seis meses, llega a conocer al Señor Shrikrishna. Este fue el objetivo de la adoración. Acharya Madhusudan Swami lo adoró en la forma prescrita con devoción y sentimiento, pero no llegó a conocer al Señor Shrikrishna. Madhusudan Swami pensó que posiblemente faltaba algo en su adoración, por lo cual el Señor Shrikrishna no había ido a su encuentro. Con cuidado volvió a adorar al Señor por un nuevo período de seis meses. Tampoco entonces el Señor Shrikrishna fue a su encuentro. Madhusudan Swami se puso muy molesto en su corazón y se sintió agotado en su cuerpo físico. Tomó una decisión: “¿Qué sentido tiene mantener este cuerpo más tiempo? No fue útil para encontrarme con el Señor, así que lo mejor es que lo ofrezca al río Ganges”. Hasta ese momento Swamiji había estado muy tranquilo, pero ahora había tomado una actitud muy hostil hacia su cuerpo. Corrió hacia el río. Con el fin de proteger el cuerpo de Swamiji, el Señor que mora dentro tomó la forma de un viejo brahmín. Llegó de inmediato a las orillas del Ganges con un poco de fruta y flores; colocó las flores sobre la cabeza del furioso swami y la fruta delante de él, y se inclinó ante él. El anciano le dijo a Swamiji con dulzura:

—Eres un gran ser pacífico, sin deseos y erudito. ¿Por qué estás tan furioso? Has adorado al Señor sin éxito por dos períodos de seis meses. Sin embargo, debes entender que durante estos dos períodos, se han eliminado muchos obstáculos en tu encuentro con el Señor. Por tanto, no sientas que han pasado ​​en vano. Ahora me he enterado de que todavía tienes unos pocos obstáculos más. Durante el tercer período de adoración esos bloqueos serán destruidos. No hay duda de que llegarás a conocer al esperado y deseado Señor. Por lo tanto, sé valiente, deshazte de tu perturbación, mantén la calma, y ​​comienza el tercera período de adoración.

El Señor desapareció como un relámpago. Con gran asombro Madhusudan Swami dijo, “¿Oh, qué ha pasado? ¡Este viejo recién estaba aquí! ¿Dónde se fue? El fruto que ha ofrecido todavía está aquí”. Miró a su alrededor, pero el anciano había desaparecido. En su corazón puro, estaba seguro de que el viejo no era otro que el mismo Señor Shrikrishna, a quien adoraba, y que es un océano de compasión. Había venido a salvar su cuerpo y tranquilizarlo. Pero como no había podido reconocer al viejo como el Señor, se sintió triste. Lágrimas de amor rodaban de sus ojos. Más tarde se bañó en el Ganges, y comió con amor el fruto que el Señor le había dado. Cuando hizo la adoración por tercera vez en la soledad de su choza, el Señor Shrikrishna se manifestó delante de él con la forma que se describe en la estrofa citada anteriormente. Con la aprobación del Señor escribió un profundo discurso en sánscrito titulado Gūḍhārthadīpikā sobre la Bhagavad Gita. Madhusudan Swami también escribió un tratado sobre la grandeza de la devoción titulado Bhakti rasayan. Dice: “Yo había escrito un lúcido comentario sobre el Bhagawat. Pero en este momento nada hay disponible, excepto por el comentario sobre las cuatro primeras estrofas”.

En resumen, cuando cualquier devoto con confianza adora al Señor con amor, el Señor se manifiesta delante de él en su forma, y ​​para su bienestar le otorga jñāna yoga, que destruye las ataduras, como la ignorancia. El Señor dice lo mismo en la Gita: Bhajatāṁ prītipūrvakaṁ, dadāmi buddhi-yogaṁ taṁ yena māmupayānti te (10,10), Teṣāṁ tamo nāśayāmi Jñāna-dīpena (10,11), “Yo le confiero jñāna yoga a los devotos que Me adoran, por medio del cual alcanzan Mi verdadero perfecta naturaleza no dual. Yo destruyo la oscuridad de su ignorancia, dándoles la luz del conocimiento”.

También es claro que uno no consigue liberarse automáticamente por el solo encuentro con el Señor con forma. De lo contrario, Arjuna no habría tenido necesidad de obtener el conocimiento de la Gita. Arjuna se encontró durante mucho tiempo con la forma divina y radiante del Señor. Tenía conversaciones con el Señor constantemente. Estaba en compañía constante del Señor. Siempre comía, bebía y dormía con el Señor. Pero sin la obtención del conocimiento, con solo ver la forma del Señor, su volubilidad mental, el obsesionamiento y tristeza no fueron destruidos. Por lo tanto, el Señor otorgó Su gracia sobre Arjuna impartiendo jñāna yoga, y por eso y no por solo haberlo visto, Arjuna alcanzó la meta de la vida.

Sí, es un hecho que el ver la forma del Señor no ocurre en vano. Es fundamental para elevarnos. Por lo tanto, el discernir la forma del Señor es considerado un gran logro, a través del cual hay muchos beneficios. De ahí que el mismo sin forma y no manifestado Señor se manifieste con formas. Se considera que la causa principal de que se manifieste como formas es para bendecir a los devotos. Sin embargo, solo las personas que creen y confían en una forma particular, pueden adorar esa forma, nadie más. El que considera a Rama, Krishna, Shiva y otras formas similares como individuos, y no los siente como el Supremo, no considera valioso adorar a una forma. Por lo tanto, en la estrofa en cuestión, el Señor se refiere a un individuo así como torpe, y dice: “Él no conoce al ser insuperable no manifestado que existe dentro de una forma particular, es por eso que no puede ser mi devoto”.

Además, también se establece con convincentes ejemplos que solo a través de la forma uno es introducido en lo sin forma. Al leer un libro para alcanzar el conocimiento más allá de las letras, leemos la escritura con variadas siluetas formadas por la imaginación. No vemos las letras sin forma, pero somos introducidas a ellas a través de una escritura con forma. Sin conocer la escritura con forma, nunca tendrán el conocimiento de las letras sin forma. De la misma manera, en el beneficioso camino también es solo a través de la adoración de la forma que tiene lugar una apropiada introducción al no manifestado Señor Supremo sin forma.

Por esta razón, en nuestras upanishads se dice:

Dve vāva braḥmaṇo rūpe mūrtañcāmūrtañca (Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad 2,3,1).

“Brahman tiene dos naturalezas. Una de ellas es manifiesta, con forma. La otra es no manifiesta, sin forma”.

Por otra parte, ¿cómo puede un ser humano, cuya mente está llena de una miríada de formas mundanas desde tiempo inmemorial, meditar en una naturaleza sin forma? Porque, cuando uno cierra los ojos para meditar, las formas mundanas tan familiares se presentan ante uno. Por lo tanto, es necesario deshacerse de ellas. Al igual que un veneno se elimina del cuerpo por medio de otro veneno, una espina se elimina del cuerpo por medio de otra espina, así también las formas mundanas son retiradas de la mente mediante la meditación en el Señor con forma. La mente tiene el hábito de pensar en formas, no tiene el hábito de meditar en lo sin forma. Por lo tanto, puede meditar fácilmente en una forma del Señor. Meditar en lo sin forma se hace difícil. El Señor también dice lo mismo en la Gita: Kleśo ‘dhika-tarasteṣām-avyaktāsakta-cetasām (12,5), “Los que quieren hacer que la mente more en el Brahman sin forma tienen que pasar por un montón de dificultades. El ser individual, debido a que la mente mora en nombres y formas ilusorias imaginadas, ha caído desde una posición elevada al separarse de la causa original, el Señor. Cuando el mismo ser individual se acostumbra a amar solamente el néctar divino del nombre y la atractiva forma del Señor, y con adoración decidida se vuelve uno con el Señor, esa persona libera fácilmente de los insignificantes nombres y formas del mundo y puede acercarse al Señor sin atributos ni forma. Al igual que una araña, que desciende por un filamento de su red, puede también ascender por el mismo filamento, el individuo que ha caído debido a la unión con los nombres y las formas mundanas, se eleva de nuevo a través del amor por los nombres y las formas trascendentales del Señor.

A través de la adoración del Señor con forma se pueden alcanzar diferentes tipos de beneficios mundanos así como también del otro mundo, es decir, relativos a la verdad más elevada. Para quien viaja por el camino de la verdad, la adoración de Brahman con forma se considera como una gran forma de transporte, confiable como un vehículo. El viajero encuentra paz y alegría a través de él. El viajero se vuelve decidido. Cualquier tarea mundana que deba ser realizada también se puede hacer. En este contexto, hay una historia real.

Ocurrió hace unos 50 o 60 años. Había un renunciante, Swami Achalanandaji, que era discípulo de Kankhal Suratgiri Bungalow (el ashram del autor). Era un gran erudito, supremamente desapegado y devoto del Señor Nṛsimha. Se decía que había tenido el darshan del Señor Nṛsimha varias veces. Prefería no quedarse en un mismo lugar por mucho tiempo. Solía decir: Bahatā pānī nirmalā, badhā gaṅdalā hoya, tyoṅ sādhū ramatā bhalā, dāga na lāge koya, “Así como el agua que fluye es pura, la estancada se contamina; así un asceta errante por cierto, nunca se contamina”. Por lo tanto, la mayoría del tiempo viajaba por toda la India. En sus andanzas llegó al Estado de Bihar, y se quedó en soledad en el jardín de un terrateniente llamado Babu. El dueño era muy religioso, servía a los santos y era un gran devoto. Cada día visitaba a Swamiji y pasaba tiempo en su compañía. Hizo todos los arreglos para la comida de Swamiji y demás. Después de estar allí por unos días, Swamiji se dispuso a partir de nuevo. El dueño de casa lloró de amor cuando vio que Swamiji partía. Con voz temblorosa, dijo:

—¡Maharaj! Por favor, haz de este lugar tu vivienda permanente. No vayas a ningún otro sitio. Nos pondremos a tu disposición de todas las maneras posibles.

Swamiji respondió al devoto:

—Por favor, comprende, ¡hermano! Soy un monje errante. Es mejor que no permanezca en un mismo lugar por mucho tiempo.

El devoto preguntó a Swamiji con curiosidad si había algún daño en permanecer en un solo lugar. Swamiji dijo:

—Al estar con un devoto, uno se apega al él. Uno debe que pasar por la alegría y la tristeza de ese devoto.

—¡Señor! Eres un hombre sabio, devoto y sin deseos. ¿Cómo podrías desarrollar apego por alguien? Sin apego, uno no puede ser feliz o triste con la alegría o tristeza de otro.

—¡Hermano! La compañía es muy poderosa. De ella surgen muchas fallas. Dondequiera que uno se queda, uno desarrolla un cierto afecto por los que lo sirven y lo alimentan. En este mundo dual en constante cambio, en la vida de todos la alegría y la pena se alternan como el día y la noche. El devoto que asiste mantiene a su venerado gurú más o menos al corriente de los acontecimientos alegres y tristes en su vida. Esto, inevitablemente, hace que el guru también esté feliz o triste.

—¡Señor! —insistió el devoto—. Nunca hablaré de mis alegrías o tristezas personales delante de ti. Te lo prometo. Por favor, vive en mi jardín con total desapego, y danos la rara oportunidad de servirte y estar contigo. Si te apetece, puedes aconsejarnos sobre nuestro bienestar espiritual. Pero nunca voy a molestar tus prácticas espirituales de ninguna manera, hablando de asuntos mundanos.

Escuchando al devoto Babu, Swamiji pensó: “Debido a la vejez, el cuerpo se está cansando. Errando y viajando, sin duda hay un montón de dificultades. ‘Deambular es un reto, y descansar es satisfactorio’. No hay nada malo en quedarme en un lugar. Además, este lugar es aislado y hermoso. El clima es agradable aquí. El devoto es de confianza y religioso. También me está prometiendo no hablar de las cosas del mundo. Por lo tanto, será bueno quedarme aquí por algún tiempo”. Entonces, Swamiji aceptó la petición del devoto, y comenzó a vivir en el jardín de forma permanente.

Pasaron alrededor de siete u ocho años. El devoto era un gran terrateniente. Un día hubo una gran disputa sobre algunos bienes raíces. La gente luchaba y uno de ellos murió. El grupo opositor acusó del asesinato al único hijo del propietario. El caso llegó a la corte. A pesar de los esfuerzos de los abogados y los enormes gastos de miles de rupias, el hijo, aunque inocente, no pudo ser liberado de la falsa acusación. Fue sentenciado a morir en la horca. A pesar de este terrible incidente, el devoto Babu no dijo ni una sola palabra a Swamiji respecto a esto. A pesar de que tenía un gran dolor en su corazón, fue fiel a su promesa. Visitaba regularmente a Swamiji. El día antes de que su hijo fuera colgado, también se reunió con Swamiji y lo saludó diciendo:

Om namo nārāyaṇāya.

Swamiji respondió:

Om namo nārāyaṇāya. ¿Están bien todos tus asuntos, Babu?

Esta es una costumbre de los grandes seres. Llaman a quien se les acerca “Nārāyaṇā , Nārāyaṇā” y dicen, “Que estés bien”.

Babu no estaba bien en absoluto. Estaba sufriendo un dolor indescriptible, porque su único hijo iba a ser ejecutado al día siguiente. Cuando Swamiji dijo “Que estés bien”, no pudo sostener más su profunda pena y comenzó a llorar. Swamiji, bondadoso con los devotos, fuente de gracia, vio que su devoto estaba llorando ante él como un bebé. Swamiji lo consoló amorosamente y le dijo:

—¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado? Por favor, dime por qué estás apenado.

—¡No, Bhagavan! No voy a decirte nada, ya que te he dicho que no hablaría contigo acerca de asuntos mundanos personales.

—Romperé la promesa que te obligué a hacer. Por favor, dime sin reservas qué te causa tanto dolor. ¡No te demores, rápido, rápido!

Ante la presión de Swamiji, Babu narró los hechos en detalle, mostrando por qué su hijo era inocente. Swamiji volvió a preguntar:

—¿Qué? ¿Tu hijo no estaba presente en el momento de la lucha?

El devoto juró que su hijo no estaba allí, pero la gente había levantado cargos falsos en su contra en el tribunal y llegado al veredicto de ejecución.

Swamiji dijo:

—¡Muy bien! Como tu hijo es inocente, el Señor ciertamente lo protegerá. ¡No te preocupes por eso! Ten fe en el Señor. Mañana por la mañana a las cuatro, tráeme varios tipos de comestibles, como kheer, puris y malpua, hechos de pura agua del Ganges para ofrecer al Señor. El Señor va a proteger tu honor.

De acuerdo con las instrucciones de Swamiji, el devoto Babu preparó todos los ingredientes. En las primeras horas de la mañana Babu fue a Swamiji. Swamiji invocó a su deidad favorita, el Señor Nṛsimha. Al ser llamado por el devoto, el Señor se manifestó y le preguntó amorosamente:

—¿Por qué me llamaste?

Swamiji ofreció sus salutaciones y le dijo:

—¡Señor! Tú resides en todas las criaturas. Eres omnisciente, y lo sabes todo. En primer lugar, acepta esta ofrenda de alimentos. Te diré algo luego.

El Señor probó los alimentos, dejando algo de prasad. Entonces dijo Swamiji:

—¡Morada de la Gracia! Así como quitas todas las calamidades de tus devotos y los haces felices, ahora estoy obligado a eliminar las calamidades de mi devoto Babu y hacerlo feliz. Durante los últimos ocho años me ha alimentado maravillosamente y me sirvió con total confianza, su hijo es inocente. Te he invitado para que lo protejas.

El Señor asintió y dijo:

—Sí, él es inocente, debe ser protegido. Está bien. Toma estos documentos de la corte. Llama a Babu y dile que los queme de inmediato. Su hijo será salvado.

Diciendo así, el Señor entregó los documentos judiciales a Swamiji y desapareció. Por la mañana, a las cinco y media, Babu fue a Swamiji. Swamiji le entregó todos los documentos de la corte sellados a Babu y le dijo:

—Asegúrate de que estos sean todos los documentos judiciales del caso. El Señor, con destreza inimaginable, los ha obtenido directamente de la corte. Rómpelos y quémalos. La gracia del Señor protegerá a tu hijo.

Babu siguió las instrucciones. Al día siguiente, cuando el tribunal abrió sus puertas, el juez británico dijo al secretario:

—Trae todos los papeles del preso a ser ejecutado. Daré la orden para su sentencia.

El secretario abrió la bóveda y no encontró los documentos. El juez se impacientó, y enojado con el secretario, le dijo:

—¡Vamos! ¡Date prisa! Traelos de una vez. ¿Dónde lo pusiste? Estamos perdiendo tiempo.

El secretario era musulmán. Estaba confundido.

Dios sabe que yo he puesto todos los papeles aquí, cuidadosamente, en esta bóveda. La cerré y le di la llave a usted. ¿Cómo puedo saber dónde están los papeles?

El juez británico se puso serio. Estaba un poco familiarizado con el hinduismo. Por voluntad Divina se dio cuenta de que esto debía ser un milagro divino. Llamó a Babuji y dijo:

—¿Es posible que algún sabio o renunciante se esté quedando contigo?

Babuji dijo:

—¡Sí, Su Señoría! En mi jardín se está quedando mi Guru Swamiji.

—¿Ha realizado algún culto o servicio?

—No conozco todos los detalles—dijo Babuji—, pero le conté mis penas, y le dije que mi hijo, que es inocente, había sido condenado a muerte.

—¡Bueno! Quiero verlo —dijo el juez—. Llévame a él.

Babu llevó al juez ante Swamiji. Observando la presencia bien formada, brillante y suave de Swamiji, el juez se transformó de inmediato. Swamiji dijo con su voz imponente:

—Eres un juez. No deberías ser injusto con nadie. Estabas siendo injusto al condenar a la muerte a su hijo, que no es culpable. Por lo tanto, le dije a mi Señor que trajera aquí todos los documentos judiciales pertinentes y fueron quemados.

Al escuchar las palabras de Swamiji, el juez estuvo complacido, y dio el veredicto de que su hijo no era culpable y lo puso en libertad.

El punto de toda esta historia es el siguiente. Así como debido a la temperatura fría, el agua se solidifica, así también con el fin de bendecir a los devotos, el Señor no manifestado toma una forma. Al igual que después de formarse el hielo, es solo agua, así también en la forma del Señor existe la incomparable e inmutable disposición del no manifiesto, sin forma, supremo Señor. Esa disposición no cambia. Sin embargo, las personas imprudentes e ignorantes del Señor no conocen la magnificencia divina de las diversas formas del Señor, y consideran a la forma otra persona común y corriente. Esto es un ejemplo de su falta de fe. Por lo tanto, la doctrina de todas las escrituras, así como la experiencia de los sabios devotos, es que el Señor es a la vez no manifestado y manifestado, uno y múltiple, con y sin forma. ¿Qué más se puede decir, que todas las formas de este universo son Sus formas? Pero para entender esta doctrina es esencial la pureza de corazón. Solo una persona con el corazón puro puede comprender los misteriosos secretos de las escrituras. Nadie más puede hacerlo.

Hariḥ om tat sat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario