lunes, 28 de enero de 2013

Estrofa 2

Jñānaṁ te’haṁ savijñāna-midaṁ
vakṣyā-myaśeṣataḥ,
yajñātvā neha bhūyo’nyaj-
jñātavya-mavaśiṣyate.

Por decisión propia, el Señor Shrikrishna, la raíz de la felicidad, hace de Arjuna un instrumento para beneficio de todos y le instruye en el conocimiento de la realidad. “¡Oh Arjuna! Te hablaré sobre el Conocimiento de la Realidad, jñāna junto con vijñāna; conociendo esto nada queda por conocerse”.

Aquí, jñāna significa conocimiento, tal como es expuesto en las escrituras y obtenido de un guru instruido, mientras que vijñāna significa experiencia directa libre de todos los bloqueos emocionales.
Sin embargo, debido a la ignorancia el conocimiento indirecto no puede remover la ilusión que es experimentada directamente. Por medio del conocimiento indirecto uno puede tener el objetivo en mente, pero no puede realizarlo. Solamente por medio del conocimiento directo, lo que debe conocerse puede ser realizado por completo tal como es. Saben sin dudas que hay agua en la tierra. Tienen este conocimiento indirecto. Pero tener este conocimiento no les saciará la sed, no pueden humedecer la tierra seca con él. El conocimiento indirecto debe volverse directo a través del esfuerzo. Las capas de tierra cubriendo al agua deben ser removidas, solamente entonces podrán obtener la meta deseada.

Conocen acertadamente que hay fuego en la madera, pero ya que el conocimiento es indirecto, no pueden librarse del calor ni cocinar una comida con él. El fuego indirecto y escondido debe ser hecho directo o manifiesto mediante la fricción; solamente así podrán eliminar el frío y cocinar una comida.

Entonces, el conocimiento indirecto debe ser convertido en conocimiento directo, y para esto se requiere meditación. En el vedānta, la meditación es llamada contemplación. Es por esto que el Señor ha dicho jñānād dhyānaṁ viśiṣyate (Gītā 12,12), “La meditación es superior al conocimiento”. Sin meditación, el conocimiento indirecto no puede ser transformado en conocimiento directo, las capas que bloquean no caerán. Por lo tanto se dice en la Gītā (13,24):

Dhyānenātmani paśyanti kecidātmāna-mātmanā (Gītā 13,24).

“Por medio de la meditación vemos al Ser dentro de nosotros mismos”.

La meditación es libertad de los obstaculizantes y antinaturales sentimientos de dualidad. Meditación es la constante y natural remembranza que fluye de la unidad del ser consciente y la suprema Realidad. Es el fruto de escuchar y pensar sobre el Ser. Solo a través de la meditación podemos realizar nuestro propio Ser dentro de nosotros mismos. Utilizando nuestro intelecto enfocado en una mente cultivada, tenemos conocimiento directo de la Realidad indivisible.

Cuando la naturaleza completa del Señor del universo es tanto comprendida indirectamente —a través de las escrituras y del guru— como experimentada directamente —a través de la meditación—, nada más queda en este universo que valga la pena ser conocido. Y cuando Jñātavyaṁ nāvaśiṣyate, “Nada queda que valga la pena ser conocido”, Kartavyaṁ nāvaśiṣyate, “Nada queda que valga la pena ser hecho”. Para quien ha logrado conocimiento completo, “no hay nada que él deba hacer”. “Él ha completado todo”. Tasya kāryaṁ na vidyate (Gītā 3,17), Kṛtsna-karma-kṛt (Gītā 4/18). Terminados sus deberes, él está satisfecho; conoce lo que debe ser conocido; está bendito, y es liberado en vida.

No hay conocimiento mayor que el conocimiento del Ser. Tal como todos los ríos terminan en un océano, todos los tipos de conocimiento terminan en este conocimiento. Por consiguiente, en la Muṇḍakopaniṣad, el conocimiento del Ser es llamado el principal de todos los estudios. En la Gītā, el estudio del Ser es llamado Rāja vidyā, estudio real, el rey de todos los estudios. No hay logro que se considere mayor que este. Realizar el Ser es ciertamente el logro principal: permanente, otorga dicha, inmortalidad e intrepidez. Comparado con esto, los logros mundanos no son nada. Los objetos mundanos solo existen hoy. Entrar en contacto con ellos hace que surja felicidad temporaria e ilusoria. Al irse causan una profunda infelicidad y pena. Para una persona con discernimiento, aquellos objetos que tan pronto estarán muertos o idos, son pérdidas, no ganancias.

No hay mayor júbilo duradero que el conocimiento del Ser. Por esta razón, dice la Taittiriya Upaniṣad:

Raso vai saḥ, rasaguṁ hyevāyaṁ labhdvā ’nandī bhavati (Tai.Up. 2,7,1).

“Aquella Realidad indivisible, experimentada directamente, es definitivamente un néctar, por supuesto, lleno de regocijo. Obteniendo este néctar, un individuo se deleita”.

De nuevo, la Taittiriya Upaniṣad dice:

Śrotriyasya cākāmahatasya (Tai. Up. 2,7).

“Una persona que ha renunciado a sus deseos, que está versado en los Vedas y que percibe la Realidad, experimenta todos los placeres. En esa dicha, todo el placer está incluido ‘como gotas en el océano’”.

La última parte de la segunda estrofa, yajjñātvā jñātavya-manyan-nāvaśiṣyate, en esencia significa que después del conocimiento de la Realidad indivisible, nada queda por conocerse, lo no conocido también se vuelve conocido. A propósito de la unidad del universo movible y no movible en Brahman, en todas las upaniṣads se menciona al Ser Supremo. Por ejemplo,

Uta tamādeśamaprākṣyo yenāśrutaṁ śrutaṁ
bhavatya-mataṁ matama-vijñātaṁ vijñātaṁ (Chāndogyopaniṣad 6,1,2).

A Śvetaketu, quien está orgulloso de haber aprendido las escrituras, su padre, el sabio Uddālaka, le dice, “¡Oh Śvetaketu! ¿Le pediste a tu maestro aquella instrucción por medio de cuyo conocimiento, incluso lo no escuchado es escuchado, lo no pensado es pensado, y lo no conocido se vuelve conocido?”.

Kasminnu bhagavo vijñāte sarvamidaṁ vijñātaṁ bhavati (Munḍaka Up. 1,1,2).

El sabio Shaunaka va al sabio Angirā y le expresa su deseo de conocer: “¡Oh Señor! ¿Qué es aquello a través de cuyo conocimiento el universo entero se vuelve conocido, a pesar de ser desconocido?”. Esta declaración también implica la unidad de todo.

Ātmani khalvare dṛṣṭe śrute mate vijñāta idaṁ sarvaṁ viditaṁ (Bṛ. Up. 4,5,6).

Maharshi Yājñavalkya instruye a su esposa Maitreyi en obtener todo el conocimiento del conocimiento Supremo. “¡Oh Maitreyi! Al escuchar sobre, pensar, meditar y experimentar el Ser, todo este universo, a pesar de ser desconocido, ciertamente se vuelve conocido”.

Hay muchos otros ejemplos. Yathā somyaikena mṛtpiṇḍena sarvaṁ mṛṇmayaṁ vijñātaṁ syāt, vācārambhanaṁ vikāro nāmadheyaṁ mṛttiketyeva satyaṁ (Chāndogyopaniṣad 6/1/4). Uddālaka le explica a Śvetaketu la unidad del Ser mediante el siguiente ejemplo: “¡Mi querido! Si uno conoce la arcilla, uno también conoce las vasijas y los tazones, que no son más que diferentes formas de la arcilla; por dentro y por fuera, están impregnados por la arcilla. Sus nombres, como sus formas, han sido fabricados; por consiguiente, básicamente son no existentes; en realidad, solo la arcilla existe. Si uno considera a las vasijas y los tazones como formas de arcilla, uno puede descartar la diferencia aparente y discernir su identidad como arcilla”.

De manera similar, cuando el Ser Supremo es conocido, el universo entero es conocido. Por esta razón, el Ser Supremo es la causa material del universo entero, tal como las vasijas y los tazones tienen su causa material en la arcilla. Después de conocer la arcilla, uno también conoce los resultados de la arcilla, como las vasijas. Sabiendo que la causa material del universo es Brahman, uno conoce que el universo entero no es diferente de Brahman. Nada más queda por ser conocido. Por el contrario, si el Señor no es considerado como la causa material del universo, entonces las declaraciones y ejemplos formulados previamente son inútiles. Así, Bādarāyaṇa Vyāsa dice en el Brahma Sūtra (1, 4, 23):

Prakṛtiśca pratijñā-dṛṣṭāntā-nuparodhāt (Brahma sūtra 1,4,23)

“Brahman es la naturaleza y la causa material del universo, así como su causa instrumental”.

Con esta hipótesis, las declaraciones de que el conocimiento del Uno resulta en el conocimiento de todo, y ejemplos a propósito de masas de arcilla que indican la identidad de una causa con sus efectos, no se contradicen. Más bien, las declaraciones y ejemplos están establecidos.

La Bhagavad Gītā es una destilación de las upaniṣads. Todas las upaniṣads son vacas, y su leche es el gitāmṛta, el néctar en la forma de la Gītā. Shrikrishna es el pastor que ordeña las vacas. Por lo tanto, la enseñanza de la Gītā nunca puede ser diferente a la enseñanza de las upaniṣads. Por consiguiente, la Gītā es llamada una upaniṣad o la enseñanza de Brahman. Otro nombre para upaniṣad es vedānta. El vedānta enseña la no dualidad. Por este motivo, los grandes maestros han dicho,

Sarve hi tāvad-vedāntāḥ paurvā-paryyena vīkśitāḥ,
aikāntikā-dvaita-parā dvaita-mātra-niṣedhataḥ.

“Todo el vedānta, si es analizado deductivamente, está libre de la triple diferencia de Brahman, el Supremo Principio; jīva, el individuo; y maya, la ilusión; y establece el principio de Brahman, el Uno sin segundo, porque la esencia de la ciencia del vedānta es negar todo sentido de dualidad producido por falsas atribuciones y refutaciones”.

Es por esto que se dice:

Eka hī se saba hota hai, eka hī meṅ saba samāya,
jo vaha eka na jāniyā, to bahu jāne kyā hoya?

“Todo es hecho de Uno, todo se funde en Uno.
¿Qué bien hay en conocer mucho, si no se conoce el Uno?”

Acharya Shankaracharya también repica el tambor para anunciar la proclama del vedānta:

Yannādau yacca nāstyante, tanmadhye bhāsamapyasat,
ato mithyā jagat-sarvamiti vedānta-ḍinḍimaḥ.
Yadastyādau yadastyante, tanmadhye bhāti hi svayaṁ,
brahmai-vaika-midaṁ satyamiti vedānta-ḍinḍimaḥ.
Sattā-sphurana-saukhyāni, bhāsante sarvavastuṣu,
tasmād brahma-mayaṁ sarva-miti vedānta-ḍinḍimaḥ.
Sarvātmanā sthitaṁ brahma, sarvaṁ brahmātmanā sthitaṁ,
na kāryaṁ kāranad-bhinnamiti vedānta-ḍinḍimaḥ”.

“El universo es nombre y forma; aunque aparece en el medio, no existe en el comienzo ni en el final, y así no tiene existencia real. Es considerado como irreal o falso. Por lo tanto, el vedānta proclama, ‘este universo entero es una ilusión’. El principio de Brahman existe tanto en el comienzo como en el final, y aparece en el medio como existencia, conciencia y dicha. Por lo tanto el vedānta proclama, ‘todo esto es naturalmente una forma de Brahman’. Aquel principio aparece como existencia, pulsación y deleite en todas las cosas. Por lo tanto, el vedānta también proclama, ‘todo esto es de la naturaleza de Brahman’. Brahman es el Ser de todo, y el Ser es no diferenciado. La realidad inherente de este mundo es Brahman; por medio de su investigación, no puede probarse que un efecto sea diferente de su causa, solo puede probarse que es no diferente de su causa. Esta es la proclamación de todo el vedānta”.
El Bhāgawat, como la Gītā, es la esencia de todo el vedānta. En el Bhāgawat, Bādarāyaṇa Vyāsa describe de la siguiente manera la naturaleza completa del Ser Supremo:

Tvaṁ brahma pūrnamamṛtaṁ vigunaṁ viśokaṁ,
ānandamātra-mavikāra-mananya-danyat,
viśvasya heturu-daya-sthiti-saṁyamānāṁ,
ātmeśvarasya tadapekṣa-tayā ’napekṣaḥ (Bhāgawat 8,12,7).

“¡Oh Señor! Tú eres inmortal, sin cualidades, sin penas, único, dicha, sin atributos, Brahman perfecto. Tú eres no diferente de todo el universo. Tú trasciendes el universo, ya que eres la causa de su creación, mantenimiento y disolución. El efecto se manifiesta a sí mismo debido a la existencia y pulsación de la causa. Por lo tanto, el efecto nunca es considerado como diferente de la causa. Así, la causa está inherente en su efecto, y también es considerada como trascendiendo a su efecto”.

Una jarra es no diferente de la arcilla, pero está probado que la arcilla trasciende a la jarra. Pero se sabe bien que el efecto, como la jarra, no puede tener existencia separada de su causa material. Por lo tanto, el Ser Supremo en la forma de la causa, existe sin ser diferente del mundo. A pesar de ser inseparable del mundo, a la vez existe separadamente del mundo en una forma pura. En la Gītā, esta doctrina de la no diferenciación también se establece así:

Na tadasti vinā yatsyāt, mayā bhūtaṁ carācaraṁ (Gītā 10/39).

“No hay nada en el mundo animado e inanimado que pueda existir sin Mí”.

Esto es similar al dicho Na tadasti kaṭaka-kunḍalādika-mābhūṣana-jātaṁ, yat suvarnena vinā syāt”, “No hay ornamentos, tales como brazaletes o aros, que puedan existir sin el oro”. Diciéndolo así, en la Gītā el Señor establece Su inseparabilidad del mundo animado e inanimado.
Aquel Ser Supremo, la primera causa necesaria del individuo y el universo, se vuelve un ser individual y el Ser universal. Como individuo, con sus atributos individuales tales como cuerpo y acciones, es llamado el ser individual; con sus atributos universales se vuelve el Gobernante. Más allá de estos dos atributos, renuncia a ambos, y se vuelve el independiente, sin forma y puro Brahman.

Por eso, con sentimientos puros, los santos han expresado su experiencia:

Īśa jīvameṅ bheda na jāno, sādhu cora saba Brahma piccāno,
vāsudeva bina avara na ko-u ‘Nānaka’ so ’haṁ Ātama so-u.

“No hay diferencia entre Dios y el individuo.
Reconoce a Brahman tanto en el ladrón como en el sabio.
Sin Vāsudev, no queda nada más.
Nānak dice, ‘Él es mi Ser interno’”.

Nuevamente, Guru Nānakdeva dice,

Nā koī vairī nāṅhi bignā (parāyā), sakala saṅga hamako bana āī,
sabameṁ rama-rahā prabhu eko, pekha-pekha nānaka bikasāī.

“No hay enemigo ni extraño, a todos aprecio.
Solo un Señor mora en todos los seres.
Viendo esto repetidamente, Nanak ha florecido con el esplendor de la dicha”.

Con “repetidamente”, Guru Nanakdeva quiere decir que el Señor impregna en su totalidad y es no diferente de las formas del universo. Con un arrebato de júbilo, su mente floreció como un loto completamente florecido.

Todos los seres humanos desean ser perfectos, desean felicidad total, conocimiento total, libertad total, intrepidez total. Nadie desea permanecer imperfecto. Sin embargo, no tenemos amor por lo perfecto y real. Desarrollamos amor por lo imperfecto e insignificante. Bajo estas circunstancias, ¿cómo puede consumarse nuestro deseo de perfección? El real ser perfecto es Brahman, quien es segundo de nada, omnipresente, omnisciente, absoluto, desapegado, autoluminoso, puro, libre y dichoso. Con la convicción que resulta de escuchar, la percepción que surge de la contemplación, y la absorción que surge del recuerdo constante, un ser humano adquiere perfección. Este principio de perfección es descrito en el shanti mantra en las upaniṣads del siguiente modo:

Pūrna-madaḥ pūrna-midaṁ pūrnāt-pūrna-mudaccyate,
Pūrnasya pūrna-mādāya pūrna- mevā-vaśiṣyate (Br. Up. 5,1,1).

“Aquello es perfecto, esto es perfecto, solamente de lo perfecto surge lo perfecto. Después de tomar la perfección de lo perfecto, solo queda la perfección”.

Este shanti mantra está lleno de la esencia de todas las upaniṣads. Los eruditos extranjeros que leen este mantra se asombran al contemplarlo. Expresan incontables palabras de gratitud a la profundidad del entendimiento del principio de la perfección de los antiguos sabios de la India.

“Aquello” se refiere a lo que está distante o es imperceptible, mientras que “esto” se refiere a lo está cercano o es perceptible. El principio Supremo es llamado “aquello” ya que su atributo no manifestado, maya, está distante o es imperceptible. El principio individual es llamado “esto” ya que sus atributos manifiestados no están distantes y son perceptibles. De este modo el Supremo, con su maya no manifestada, y el individuo, con su cuerpo manifestado, también son perfectos; esto es, están impregnados por la realidad total de Brahman, y parecen reales debido a la realidad de Brahman. Sin la omnipresencia de Brahman, el mundo, que es su efecto, no puede existir. En este universo puedes ver la omnipresencia de Brahman, la Causa, en muchos lados.

En una lámpara, el poder de iluminación existe perfectamente. Por lo tanto, incluso si mil lámparas se encienden de ella, su poder no disminuye. Cada lámpara creada de aquella lámpara tiene el mismo poder perfecto de iluminar, un poder que no puede ser dividido y que permanece perfecto de cabo a rabo. Si el poder de iluminar pudiera ser dividido, entonces no se podrían crear incontables lámparas de poder similar. Por lo tanto, concluimos que la lámpara que es la causa y las lámparas que son sus efectos, tienen perfecto poder indivisible.

Como otro ejemplo, observen una semilla. Está impregnada de poder perfecto. Es por esto que de aquella semilla causal se producen incontables semillas similares, todas igualmente impregnadas por la perfección. En las incontables semillas creadas, la energía o poder perfecto de la semilla original nunca es particionado. Más bien, vemos y estamos convencidos de que cada semilla creada tiene el potencial de producir incontables semillas como ella misma. Este potencial existe debido al poder perfecto. Así, uno puede ver con certeza que en todas las causas y efectos de este mundo existe poder perfecto.

De manera similar, quitando la perfección del universo, que está impregnado por la existencia perfecta, la urdimbre y trama de lo que es la perfección en sí misma, que consiste en el individuo y Dios, lo manifestado y no manifestado, los efectos y su causa, quedaría solo Brahman, la existencia perfecta. No quedaría nada del mundo imperfecto, consistente en nombre y forma, individualidad y señorío, y el mundo no existiría. Si el oro es quitado de ornamentos tales como los aros y las pulseras, que están hechos solo de oro, impregnados por la existencia del oro, la urdimbre y trama de lo que es oro, ¿existirían los aros y las pulseras? No. Cesarían de existir y solo quedaría el oro. De esta manera, la existencia del mundo de nombres y formas, que surge de la ignorancia, es refutada por el conocimiento de Brahman, la existencia básica y perfecta. “Tomar la perfección de lo perfecto” es saber que no hay nada en el universo entero sino la perfección de Brahman.

En este punto algunos nihilistas, como los budistas, dicen: “aquello que queda es el principio de perfección, la Nada”. Pero lo que dicen es un engaño. La Nada nunca puede ser el poder indivisible, la esencia de todo; si su poder o existencia es reconocida, entonces no puede seguir siendo una no entidad. Además, esa Nada no puede impregnar, como una única entidad, a la conciencia individual y al Señor. Incluso Su existencia no puede ser probada.

Es por esto que el Señor Veda Vyāsa concluye en el Bhāgawat, Yo’vaśiṣyeta so ’smyahaṁ (Bhāgawat 2,10,32), Tadamitaṁ Brahmā-dvayaṁ śiṣyate (Bhāgawat 10,14,18), “Lo que queda al final, es aquel “yo soy”, el Ser Supremo cuya naturaleza es existencia, conciencia y dicha”, “Solo queda aquel infinito Brahman, segundo de nada”. No es la Nada. Sin el perfecto Brahman se refuta la existencia de lo imperfecto, con sus imaginados nombres y formas. En vedānta esto es llamado “ser puesto en el predicamento de refutación”.

El amor y la devoción también son transformados en perfecto no dualismo, no en dualismo. Es por esto que los apasionados amantes de Dios dicen

Prema prakaṭa jaba hota hai, rahata na pāvata āna (anya),
tu -tu hī raha jāta hai, maiṅ kā miṭata nāma nishāna.
Lālī mere lāla kī, jita dekhūṅ tita lāl,
lālī dekhana maiṅ calī, maiṅ bhī ho gayī lāl.

“Cuando el amor comienza a manifestarse, nada más queda, nada más es visto.
Tú y solo Tú quedas, las señales de ‘yo’ son borradas.
Lo rojo del amado Krishna impregna todo, donde sea que mire, veo rojo.
Fui a ver rojo, y yo mismo me he vuelto rojo (es decir, Krishna)”.

Las gopis fueron las más grandes amantes del Señor Krishna. Sus mentes siempre estaban apegadas al Señor Krishna. Dice la doctrina, bhaktir jñānāya kalpate, “La devoción acaba en conocimiento”. El fruto de la devoción es el conocimiento de la realidad, solo la devoción desarrollada por completo se transforma en conocimiento. El Señor dice lo mismo en la Gītā:

Bhaktyā māmabhijānāti, yāvānyaścāsmi tattvataḥ,
tato māṁ tattvato jñātvā, viśateî tadanantaraṁ (Gītā 18,25).

“Es a través de la devoción concentrada que el devoto consigue el correcto conocimiento de Mí. El verdadero conocimiento de todo lo que soy es logrado por el poder de la devoción. Por medio de esa devoción, conociéndome correctamente, el devoto se identifica con mi naturaleza perfecta, segunda de nada”. En otras palabras, a los ojos del conocedor devoto, nada queda excepto Yo. Sarva midamahañca Vāsudevaḥ significa que todo lo que queda es el sentimiento “todo esto, incluyéndome, es el Señor”.

Así, la devoción de las gopis se ha vuelto llena de conocimiento. Dirigiéndose al Señor y describiendo sus maneras, las gopis dicen:

Preṣṭho bhavān tanubhṛtāṁ kila bandhurātmā (Bhāgawat 10/29/32).

Na khalu gopikā-nandano bhavān,
akhila-dehinām -antarātma-dṛk (Bhāgawat 10/31/4).

“Señor Shrikrishna, eres realmente el alma más adorable y caritativa de todas las criaturas encarnadas. Es cierto que Tú no eres solo el hijo de Yashoda, sino el Ser interno, la misma luz de la conciencia, el testigo en todos los seres encarnados”.

Es por esto que en el Bhagawatam se dice de las gopis tanmanaskāḥ, tadālāpāḥ, tadātmikāḥ, kṛṣṇa-bhāvanāḥ, “Las mentes, el habla y las almas de las gopis eran Él; sus sentimientos se han vuelto Krishna”. La meta final de la devoción es el logro del objeto de devoción, el Señor. Las gopis lo han alcanzado mediante el poder de su devoción. Es por esto que Vyasa dice, en palabras de las gopis:

Kṛṣṇo ’haṁ paśyata gatiṁ, lalitāmiti tanmanāḥ,
mā bhaiṣṭa vāta-varṣābhyāṁ, tattrāṇaṁ vihitaṁ mayā.

“Yo soy Shrikrishna, observen mi atractivo andar, ¡oh habitantes de Vraja! No teman a la lluvia o a los vientos, Yo, Shrikrishna, he encontrado un medio de protegerlos de ellos. Una de las gopis, cuya mente se había vuelto Krishna, comenzó diciendo esto.

De este modo, la ciencia de la devoción establece con certeza la doctrina de la unidad. Es por esto que el gran maestro de la ciencia de la devoción, Maharshi Nārada, dice: tasmin tajjane ca bhedā-bhāvāt, “Al final, no hay diferencia entre el Señor y sus devotos”. Nānak āpa milyo govindasoṅ jyoṅ pānī saṅga pāni, “Nānak, te encontraste a Krishna como el agua encuentra al agua”.

Mahatma Tulasidas también dice: So jāne tuma dehu janāī, jānata tumahi tumahiṅ hoi jāī, “Así que, conoce tu Ser que ha creado tu cuerpo, y conociéndolo, vuélvete tu Ser”.

Es por esto que en el Bhāgawat, el Señor Bādarāyaṇa-ācārya describe la forma de Shrikrishna muchas veces como no diferente de todo, el estado supremo del amor, y el Ser Universal completo. Como ejemplos, veamos algunas de sus declaraciones.

Shri Shuka dice:

Sarveṣāmapi bhūtānāṁ nṛpa ` svātmaiva vallabhaḥ,
itare ’patyavittādyā-stadvallabha-tayaiva hi (10,14,50).
Tasmāt-priyatamaḥ svātmā, sarveṣāmapi dehināṁ,
tadartha-meva sakalaṁ, jagade-taccarācaraṁ.
Kṛṣṇa-mena-mavehi tvaṁ, ātmāna-makhilā-tmanāṁ,
jagad-hitāya so ’pyatra, dehivā ’’bhāti māyayā.
Vastuto jānatā-matra, kṛṣṇaṁ sthāsnu cariṣṇu ca,
bhagawad-rūpamakhilaṁ, nānyad-vastviha kiñcana (10,14,54,55,56).

“¡Oh rey Parikshit! Todas las criaturas aman a su propio Ser más que a ninguna otra cosa. El amor por objetos como niños, riquezas y demás, que son creados del amor del Ser, son secundarios. Si estos objetos no generan amor o felicidad por el Ser, el amor por ellos es destruido. Por lo tanto, para todos los seres, el amor del Ser es lo más grande. El mundo entero, consciente e inconsciente, solamente existe en nombre del Ser. Esto quiere decir que el mundo es amado solamente por la felicidad del Ser. Aquel estado supremo de amor es el mismo Shrikrishna. Es la naturaleza no diferente de todos los seres individuales. Solo debido a su benevolencia y preocupación por el mundo, Él aparece con forma por virtud de maya. Para aquellos que conocen el principio real, este universo móvil e inmóvil es la forma de Shrikrishna. El mundo entero es Brahman, completamente lleno de Krishna. No hay nada más que Krishna”.

Es por esto que cualquier narración de una encarnación, una forma con cuerpo del Señor, contiene importante instrucción espiritual. Dios encarna solo por el bien de sus devotos. Siente, “que mis devotos me comprendan correctamente y sean satisfechos y benditos”. Después de conocer al Señor por completo, nada queda por conocerse.

Los Pāṇḍavas habían perdido todo apostando y se iban al bosque con Draupadi. Como eran religiosos y benevolentes y se preocupaban por sus súbditos, cuando se fueron al bosque miles de ciudadanos de Hastinapur también se fueron al bosque. Yudhisthir Maharaj les rogó que volvieran, pero no querían hacerlo debido a su amor por los Pāṇḍavas. Habían pasado dos o tres días caminando por el bosque. Todos estaban hambrientos. A Yudhisthir Maharaj no le importaba su propio hambre, pero estaba preocupado por el hambre de la gente que los acompañaban. Estaba muy preocupado. Conociendo su preocupación, su sacerdote Maharshi Dhaumya le dijo, “¡oh rey!  Déjame instruirte en un surya mantra (una invocación al sol). Eres justo, puro de corazón y sincero. Por esto creo que si propicias al Señor Sol con este mantra, Él inmediatamente va a darnos comida para todos. Por favor, adora al Sol con este mantra”.

Yudhisthir aprendió el surya mantra del sabio y comenzó la adoración. El Señor Sol estuvo complacido rápidamente. Apareció en una forma física y puso en las manos de Yudhisthir Maharaj un pote, sthali-patra. Yudhisthir Maharaj ofreció sus salutaciones a aceptó el pote como una bendición.

El Señor Sol dijo, “¡Oh rey! En este pote inagotable se preparará cena suficiente para todos. Que tu reina Draupadi sirva de este pote a todos con sus manos. Sin importar cuánta gente se siente a comer, nunca faltará comida. Que Draupadi les sirva tanto como quieran del pote, y que al final ella misma coma. Luego, el pote inagotable se cerrará. No habrá más comida disponible ese día. Al día siguiente, nuevamente la boca del pote inagotable se abrirá para servir comida suficiente”.

Habiendo dicho esto, El Señor Sol le dio el pote inagotable y se desvaneció. Debido al Señor Surya, se estableció un gran comedor que no requería de dinero. No era necesario comprar trigo, arroz ni ghi, ni eran necesarios cocineros o combustible. Disponibles de inmediato y todo a la vez, había deliciosas comidas, calientes y listas para comer, que incluían puris, kachoris, khīr, laddus, jalebis, amruti, daal, arroz, vegetales, rotis, parothas; cualquier cosa que uno quisiera y tanto como uno quiera.

¿Qué pasó a continuación? Todos los Pāṇḍavas y los ciudadanos estaban muy complacidos. En esta vida, el estómago es un tema muy delicado. Incluso muchos orgullosos gobiernos fallan al solucionarlo.

Los devotos también dicen: “Un hambriento no puede adorar al Señor. Si después de adorarte, no puedes quitar nuestro hambre, entonces aquí tienes nuestros collares de cuentas, tómalos de regreso”.

Después de solucionar el problema de la comida con la gracia del Señor Sol, los Pandavas ahora comenzaban a vivir en un sitio agradable, apartado, tranquilo y hermoso en el bosque Kāmyaka, a orillas del Ganges. Para alojarse apropiadamente hicieron chozas con hojas. Comenzaron a honrar a sus invitados con fe y modestia. Grandes seres, sabios que no tenían deseos, devotos y eruditos comenzaron a visitarlos. Se realizaban magníficos cantos, satsang, programas y disertaciones. Ya que los Pandavas eran devotos religiosos de Dios, las disertaciones espirituales estaban en su máximo esplendor. Miles de mendigos y grandes seres comenzaron a quedarse allí. El bosque se volvió festivo. Draupadi alimentaba a todos a tiempo, una vez cada veinticuatro horas. El bosque reverberaba en agradecimiento. El amor de los Pandavas por la religión, la fe, la devoción, la generosidad y otras cualidades era muy alabado.

En este mundo, la compañía de los santos, el satsang, es considerada difícil de lograr. Sin la gracia de Dios, el satsang no estará disponible. Por lo tanto, las escrituras han cantado alabanzas al satsang sin reservas.

Gangevāgha-vināśinī, janamanaḥ-santoṣakṛccandrikā,
tīkśṇāṅśorapi satprabheva jagada-jñānāndha-kārāpahā,
chāyevā-khila-tāpa-nāśana-karī, svardhenuvat-kāmadā,
puṇyaireva hi labhyate sukṛtibhiḥ satsangatir-durlabhā.

“Como el sagrado Ganges que destruye los pecados; como la luna llena, que deleita la mente de los hombres; como la luz brillante del sol, que elimina la oscuridad de la ignorancia; como la sombra, que destruye al calor abrasador; y como la vaca celestial que otorga todos los deseos, la compañía de los santos es difícil de conseguir. Es obtenida solo por gente virtuosa debido a los méritos de una vida pasada”.

Los Pandavas, como sus compañeros, eran muy virtuosos. En su lugar santo y apartado, se les comenzó a conceder la excepcional compañía de santos. Comenzaron a cantar alabanzas a Dios y a cantar y meditar regularmente. Repetidamente alababan su buena fortuna. Lo que sea que haga el Señor, quien mora dentro, es solo el bien. Al principio puede no parecer así. Pero cuando se ven los resultados, la incomparable gracia del Señor existe en cada disposición divina. Guru Nanak dice: Jo prabhu kīnno, bhala kari mānyo, yaha sumati santana saṅga pāī, “Lo que Dios hizo, yo lo consideré bueno; recibí este entendimiento de la compañía de los santos”.

El artero Duryodhana y otros del clan Kaurava habían pensado que los Pandavas irían al bosque y encontrarían su fin por hambre y sed, pero nunca ocurrió nada que no fuera auspicioso. ¿Cómo pueden ser heridos por un insignificante hombre de dos manos aquellos que están protegidos por las mil manos poderosas? Pero el malvado siempre piensa mal de los demás. Los Kauravas se entristecieron al escuchar las buenas noticias sobre los Pandavas. Tulasidas describe la naturaleza malvada de la misma manera:

Parahita hāni lābha jinha kere, ujareṅ harakha viṣāda basereṅ.
Para akāja bhaṭa sahasra bāhu se, parahita ghṛta jinake mana māṅkhī.

“Aquellos que consideran la enfermedad ajena como ganancia, quienes encuentran alegría en la caída ajena y pena en su resurgimiento, los que lastiman a los demás con la fuerza de una persona de mil manos, aquellos cuyas mentes se vuelven como moscas en el ghi del bienestar ajeno, esto es, saltando en el ghi, arruinándolo y muriéndose, aquella gente depravada arruina los logros de los demás, incluso destruyéndose a sí mismos”.

Los Kauravas, siguiendo su naturaleza malvada, comenzaron a pensar en varios modos de destruir a los Pandavas. Comenzó el cāturmās, el período sagrado de cuatro meses. Maharshi Durvasa y su congregación llegaron a Hastinapur. En el Bhagawat está escrito que diez mil discípulos y devotos solían vivir con él. No eran cien ni mil, sino diez mil. Hoy día es difícil alimentar a la gente, y se consideraría desastroso deambular con una multitud de varios kilómetros de largo, como una nube de langostas. Pero la era de treta o tretayuga deben haber sido tiempos muy buenos. Los alimentos deben haber sido abundantes; habrán fluido ríos de ghi y leche. El espíritu de la rectitud debe haber predominado en la gente. La gente debe haber sido muy virtuosa.

Duryodhana pensó, “sería bueno si Maharshi Durvāsa y su congregación quisieran pasar cāturmās aquí, y si él fuera complacido por nuestro excelente servicio, y si los Pandavas fueran de alguna manera destruidos a través de él”. Con esto en mente, oró a Maharshi Durvāsa. Su oración fue escuchada. Duryodhana fue complacido, y con gran generosidad, comenzó a servirlo. Ahora el período de cāturmās llegaba rápidamente a su fin, sin embargo, no se había decidido nada sobre la calamidad que caería sobre los Pandavas a través de Durvāsa. Finalmente, en una reunión de los Kauravas, se decidió despedir a la congregación de Durvāsa cuando terminara cāturmās, en el onceavo día de la mitad brillante del mes lunar de kartika. A la congregación se le diría que ese día habría ayuno, y que deberían dejar el lugar ese mismo día para llegar al día siguiente al bosque Kamyaka a orillas del Ganges, donde vivían los Pandavas, hermanos de los Kauravas. Los Pandavas darían la bienvenida a la congregación y darían un cuidado festín para que rompan el ayuno. No habría ninguna deficiencia en el servicio prestado.

Este era la maléfica intención: debido a la gran distancia, la gente solo podría llegar al bosque Kamyaka con gran esfuerzo a las dos o tres de la tarde del día siguiente. Los Pandavas no se enterarían de que las visitas mendicantes llegarían en gran número. Para entonces, no habría comida disponible en el pote inagotable; y cuando el alimento no fuera servido, el hambriento y enojado Durvāsa maldeciría a los Pandavas. Así sería logrado el objetivo de los Kauravas.

Todo fue resuelto y arreglado convenientemente. La congregación de Durvasa llegó al bosque Kamyaka en el doceavo día de la mitad brillante del mes lunar, a eso de las tres de la tarde. Los píos Pandavas habían escuchado de alguien que el sabio Durvasa y su congregación se aproximaba. Con gran deleite, los Pandavas no veían la hora de recibir su buena fortuna. Les dieron la bienvenida con hojas y flores y más. Fueron recibidos con reverencia y modestia, y honrados a más no poder. Durvasa dijo,

“¡Yudhishthir! Todos estamos muy cansados después de haber caminado una gran distancia. Ayer ayunamos, estamos famélicos. Por favor, dispón alimentos para todos nosotros de inmediato. En un rato volveremos de nuestro baño en el Ganges”.

El corazón de Yudhishthir era sublime. No sabía cómo decir “no” a lo que fuera su deber. Confiaba y dependía del Señor que reside en todo. Inmediatamente, con fervor religioso y fe en el Señor, dijo, “¡Mi Señor! ¡Morada de la Gracia! Por favor, ve a tomar un baño en el Ganges. Con la gracia de Dios, se dispondrán alimentos para todos ustedes pronto”.

Cuando todos los invitados se hubieron ido a bañarse al Ganges, Maharaj Yudhishtir y la reina Draupadi pensaron en la grave calamidad que había caído sobre ellos. “Mantener nuestro honor está solamente en manos del Señor; en una ocasión así, no es apropiado temer. Con coraje, fe y devoción, uno debe contemplar a Dios”. Llenos de esta convicción, comenzaron a recordar al Señor con fe y concentración. Creían firmemente, “ante cada peligro, el todopoderoso Señor Narayana Shrikrishna nos ha protegido. En esta oportunidad, Él también ciertamente nos protegerá. No hay dudas de esto”.

Una plegaria en un corazón puro y devoto nunca es inútil. Al concentrarse los corazones de los devotos en la contemplación del Señor, el inamovible trono del Señor comenzó a sacudirse. El Señor corrió y apareció ante la reina Draupadi, quien estaba absorta, con los ojos cerrados, en meditación del más amado Señor. Él dijo, “¡Oh mi Diosa! ¡Draupadi! Abre tus ojos. He venido. He venido rápido desde muy lejos. Estoy famélico. Aliméntame rápido”. Draupadi abrió los ojos; la Fuente de Dicha, encantadora como millones de cupidos, el mismo atractivo Señor Shrikrishna había aparecido delante de ella. El océano del corazón de Draupadi estaba lleno de olas de dicha. Viendo al Señor, Maharaj Yudhisthir y otros también fueron complacidos.

Con dulce voz, llena de afecto, Draupadi le dijo al Señor:

—¡Mi Señor! No sé qué ocurrió hoy. No sé qué desafortunado rostro he visto, que montones de hambrientos invitados han venido a nuestra puerta. Tú también has llegado hambriento. Morada de la gracia! Por favor, dime, ¿cómo puede una persona hambrienta saciar el hambre de otros?

El Señor, con un gesto de desagrado, respondió de inmediato:

—No sé. Aliméntame rápido. No me importa esa multitud.

—¡Mi Señor! Ahora no hay nada que comer. Si no, ¿por qué habríamos de recordarte?.

El Señor se mostró sorprendido y dijo:

—Escuché que el Señor Sol les ha dado un pote inagotable por medio del cual pueden obtener todos los alimentos que desean en cantidades suficientes. ¿No es cierto?.

—¡Oh riqueza de mi vida! Lo que dices es cierto. Pero ahora no hay alimento disponible. Lo estará mañana.
—¡Mi Diosa! Al menos muéstrame el pote inagotable. ¿Por qué no habrías de obtener alimentos en esta oportunidad? Seguramente los obtendrás. Sostén el pote en mis manos, y luego verás si no obtienes algo de comida de él.

Draupadi puso el pote inagotable en las manos de loto del Señor. Con una sonrisa amable, Él sostuvo su mirada en el pote, y metió su mano en el pote por unos instantes. El Señor encontró una hoja de verdura pegada en el fondo del pote. Poniéndola en su palma, el Señor sonrió y dijo a Draupadi,

—¡Mira! Ya tengo mi comida. Solo esto es suficiente, no solo suficiente para mí, sino suficiente para acabar con el hambre del universo entero. ¡Que esto satisfaga al Alma del Universo!

Diciendo así, el Señor puso la hoja en su boca y estuvo satisfecho. Eructó, y dijo:

—Mi hambre fue eliminado por esta hoja, dejándome profundamente satisfecho.

Después de que el Señor estuvo satisfecho, el universo entero también lo estuvo. El Señor satisfizo los estómagos de los famélicos mendicantes de Durvasa, las personas cuya alimentación había ido a arreglar. El sabio Durvasa estaba más lleno que ningún otro. Todos los sabios estaban en el Ganges. Algunos se estaban bañando, otros estaban de pie, haciendo japa con el gāyatri, otros sostenían sus narices haciendo pranayama, otros ofrecían sus abluciones al Señor Sol con mantras védicos, otros recitaban el purusha sukta, otros estaban meditando sentados en la postura de loto. Un minuto antes sus estómagos estaban vacíos. Había habido un fuego de hambre ardiendo en sus estómagos. Pero de repente se dieron cuenta de que sus estómagos estaban llenos. Se sentían como si hubieran comido tanto, que sus estómagos estaban inflados. Se decían, “¿qué le pasa a mi estómago? Hace un momento tenía hambre, ¿cómo pudo mi estómago llenarse sin haber comido?” Otro se preguntó en voz alta, “oh, ¿cómo voy a hacer pranayama con el estómago lleno? Ahora siento ganas de tomar una siesta”. Otro dijo, “estoy tan lleno que ni siquiera puedo estar de pie para repetir el auspicioso gayatri mantra”. Abandonando sus prácticas diarias, algunos se sentaron, otros se durmieron, otros acariciaban sus estómagos con regocijo. Alguno dijo, “nunca como tanto. No entiendo cómo, sin haber comido, mi estómago se llenó tanto”. Entre ellos, un filósofo parlanchín dijo, kāraṇamantareṇa kathaṁ kāryaṁ sampannamabhūt?”, “¿Cómo, sin alimento como causa, se logró el efecto de un estómago lleno? Si un efecto pudiera comenzar a ocurrir sin su causa, ¡entonces habría hijos sin sus padres! Los granos crecerían sin semillas. ¿Qué está ocurriendo?” Kimapi kāraṇamanviṣyatāṁ, “¡Descubran por qué está pasando esto!”. Maharshi Durvasa se estaba sintiendo incómodo. Tenía dificultades para respirar, e incluso para sentarse derecho. Con una profunda percepción, Durvasa dedujo que ya que los Pandavas eran devotos del Señor, esto debía ser un milagro Suyo. Nada es imposible para el Señor. Entonces Durvasa recordó un incidente relacionado con el devoto rey Ambarish. Durvasa había tenido un enfrentamiento con el rey Ambarish tiempo atrás, y el Señor Vishnu había protegido al rey. Ahora, Maharshi Durvasa llamó cerca a sus discípulos y les dijo, “por alguna razón sorpresiva, nuestros estómagos están llenos. Por lo tanto, no es apropiado ir al campamento de los Pandavas. Dios se ha rendido ante Su devoto. Dios ha llevado esta tarea a cabo para Sus devotos”.

Recordando el incidente del sari de Draupadi, dijo:

Vidhīyate yat yadu-nandanena, nāpekśyate tatra sahāya-shaktiḥ,
pāṅcāla-bālāṅcala-dīrgha-tāyāḥ, na tatra tanturna ca tantu-vāyaḥ.

“Toda tarea que Shrikrishna, el hijo del Señor Yadu, lleva a cabo para la protección de Sus devotos, es siempre sobrehumana. En ella no hay expectativas de que los humanos sean fuertes. Solamente por Su voluntad, la tarea del Señor es llevada a cabo. Para proteger la modestia de Draupadi, una devota completamente entregada, mientras sus ropas eran arrancadas por Duhshasana en pleno tribunal, el Señor siguió proveyendo incontables saris, uno a uno. Para hacerlo, no hicieron falta telas ni tejedores. Por Su voluntad solamente, se amontonó una alta montaña de saris”.

“Ahora, aquel mismo Señor ha llenado nuestros estómagos sin comer. Por lo tanto, debemos ofrecer nuestras salutaciones a los Pandavas, cruzar el Ganges y retirarnos”.

Al recibir el mandato del Guru, los discípulos, tambaleándose, se aprestaron para irse rápidamente. Con el Guru Durvasa al frente, comenzaron a cruzar el Ganges.

En el campamento de los Pandavas el Señor Shrikrishna, la Morada de la Dicha, dijo a Bhimsen, “¡Bhimsen! ¿Por qué no vas a la orilla del río Ganges, y ves por qué la congregación de Durvasa tarda tanto en venir a comer? Ve allí, invítalos y tráelos aquí. Diles que se apuren. La cena está servida”.

Bhimsen se preguntó, “¡no veo ningún preparativo para la cena! La abertura del pote inagotable también está cerrada, y Shrikrishna me manda a llamar a diez mil personas a cenar. ¿Con qué va a alimentarlos?” Pero a la vez, Bhimsen también sabía de la milagrosa, poderosa, inconmensurable inventiva y capacidad de juego del travieso Señor. Por lo tanto, inclinándose con fe, Bhimsen dijo, “¡Mi Señor! Ahora mismo estoy yendo”.

Al llegar a orillas del Ganges, Bhimsen no encontró a uno solo de los mendicantes de Durvasa. ¿Adónde se habían ido todos? Mirando a lo lejos se dio cuenta de que estaban cruzando el Ganges y yéndose apurados. Bhimsen cruzó el Ganges y con zancadas muy largas los alcanzó. Encontró a Maharshi Durvasa. Modestamente le dijo:

—¡Señor! Has olvidado tus indicaciones. Por favor, regresen. La cena está servida, todos allí están esperando ansiosos.

Durvasa dijo:

—¡Bueno! ¡Bhimsen! Dime, por casualidad, ¿no ha llegado aquí Shrikrishna, el Residente de Dwaraka?

—¡Sí, sí! El Señor está aquí, y Él mismo me ha enviado a llamarlos a todos. El Señor espera encontrarlos con mucho entusiasmo.

—¡Amigo! Entonces, lleva nuestros respetos, de parte de todos nosotros. Dile que Él ya ha saciado nuestro hambre, llenado nuestros estómagos como bolsas de correo, ¿y ahora nos llama? ¡Es suficiente! Por favor, sé compasivo.

Habiendo dicho esto, Durvasa y sus compañeros siguieron caminando, y Bhimsen regresó desilusionado.

En el Bhagawat, el autor Veda Vyasa narra brevemente este episodio:

Yo no jugopa vanametya duranta-kṛccḥrād,
durvāsaso ’rivihitādayutāgrabhug yaḥ,
śhākānna-śiṣṭamupabhujya yatastri-lokiṁ,
tṛptāmaṁasta salile vinimagna-saṅghaḥ (1,15,11).

“Los Pandavas dicen, ‘nuestros enemigos trataron de armarnos una calamidad en el bosque, dejándonos en la situación de tener que facilitar comida para los diez mil seguidores de Durvasa. El Señor Shrikrishna nos rescató, al venir al bosque y comer una hoja sobrante adherida al pote inagotable, porque después de comerla, todo el grupo que se bañaba en el Ganges, junto con el universo entero, estuvo satisfecho (es por esto que los sabios se fueron del lugar sin visitarnos)’”.

¿Cuál es el punto en este auspicioso incidente? Debemos pensar en él con paciencia. Prueba que la verdadera naturaleza del Señor es uno sin un segundo, perfecta, ilimitada. De otro modo, ¿cómo pudieron todos los animales del universo satisfacerse solamente con una hoja? Lo que coma un individuo nunca satisface a otro. Es por esto que Dios no puede ser considerado como limitado. Él es verificado solo como grande, omnipresente, no diferente de todo, y perfecto dentro y fuera. Por lo tanto, al concluir este incidente, Gauḍa Brahmānanda Swami, el distinguido comentarista del famoso tratado Advaita-siddhi, Prueba de uno sin segundo, muestra precisamente esto:

Draupadī-śāka-māswādya, trilokī yena tarpitā,
tajjīva-brahmaṇo-raikye sākṣī brahmaiva no hariḥ.

 “El incidente en el que Shrikrishna prueba una hoja de Draupadi y satisface a los habitantes de los tres mundos, también prueba que Shrikrishna, cuya naturaleza es Realidad Suprema, es uno con todos los seres”.

De la misma manera, al conocer al Señor, quien es el Ser en todo, uno también conoce al universo entero, que no es diferente de Él. Nada más queda por conocerse. Los grandes eruditos sabios han dicho:

Darśanaṁ śravaṇaṁ jñānaṁ, yatra nānyasya vidyate,
akhaṇḍaika-rasaṁ śāntaṁ brahmā-dvaya-mupāsmahe.


“Después de conocer el Principio de la Perfección, que es no diferente de todo, no hay visión, escucha o conocimiento de nada más. Ya que no hay nada más que Ello, ¿cómo podría ocurrir el ver, escuchar o conocer algo más? Es imposible. Adoramos a aquel Brahman, quien es indivisible, unitario, pacífico, trascendente, más allá de la dicha, perfecto y uno sin segundo”.

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