Jñānaṁ te’haṁ savijñāna-midaṁ
vakṣyā-myaśeṣataḥ,
yajñātvā neha bhūyo’nyaj-
jñātavya-mavaśiṣyate.
Por decisión propia, el Señor Shrikrishna,
la raíz de la felicidad, hace de Arjuna un instrumento para beneficio de todos
y le instruye en el conocimiento de la realidad. “¡Oh Arjuna! Te hablaré sobre
el Conocimiento de la Realidad, jñāna
junto con vijñāna; conociendo esto
nada queda por conocerse”.
Aquí, jñāna significa conocimiento, tal
como es expuesto en las escrituras y obtenido de un guru instruido, mientras
que vijñāna significa experiencia directa libre de todos los bloqueos
emocionales.
Sin embargo, debido a la ignorancia el
conocimiento indirecto no puede remover la ilusión que es experimentada
directamente. Por medio del conocimiento indirecto uno puede tener el objetivo
en mente, pero no puede realizarlo. Solamente por medio del conocimiento
directo, lo que debe conocerse puede ser realizado por completo tal como es.
Saben sin dudas que hay agua en la tierra. Tienen este conocimiento indirecto.
Pero tener este conocimiento no les saciará la sed, no pueden humedecer la
tierra seca con él. El conocimiento indirecto debe volverse directo a través
del esfuerzo. Las capas de tierra cubriendo al agua deben ser removidas,
solamente entonces podrán obtener la meta deseada.
Conocen acertadamente que hay fuego en la
madera, pero ya que el conocimiento es indirecto, no pueden librarse del calor
ni cocinar una comida con él. El fuego indirecto y escondido debe ser hecho
directo o manifiesto mediante la fricción; solamente así podrán eliminar el
frío y cocinar una comida.
Entonces, el conocimiento indirecto debe
ser convertido en conocimiento directo, y para esto se requiere meditación. En
el vedānta, la meditación es llamada contemplación. Es por esto que el Señor ha
dicho jñānād dhyānaṁ viśiṣyate (Gītā 12,12), “La meditación es superior
al conocimiento”. Sin meditación, el conocimiento indirecto no puede ser
transformado en conocimiento directo, las capas que bloquean no caerán. Por lo
tanto se dice en la Gītā (13,24):
Dhyānenātmani paśyanti kecidātmāna-mātmanā (Gītā 13,24).
“Por medio de la meditación vemos al Ser
dentro de nosotros mismos”.
La meditación es libertad de los
obstaculizantes y antinaturales sentimientos de dualidad. Meditación es la
constante y natural remembranza que fluye de la unidad del ser consciente y la suprema
Realidad. Es el fruto de escuchar y pensar sobre el Ser. Solo a través de la
meditación podemos realizar nuestro propio Ser dentro de nosotros mismos. Utilizando
nuestro intelecto enfocado en una mente cultivada, tenemos conocimiento directo
de la Realidad indivisible.
Cuando la naturaleza completa del Señor
del universo es tanto comprendida indirectamente —a través de las escrituras y
del guru— como experimentada directamente —a través de la meditación—, nada más
queda en este universo que valga la pena ser conocido. Y cuando Jñātavyaṁ nāvaśiṣyate, “Nada queda que
valga la pena ser conocido”, Kartavyaṁ
nāvaśiṣyate, “Nada queda que valga la pena ser hecho”. Para quien ha
logrado conocimiento completo, “no hay nada que él deba hacer”. “Él ha
completado todo”. Tasya kāryaṁ na vidyate
(Gītā 3,17), Kṛtsna-karma-kṛt (Gītā
4/18). Terminados sus deberes, él está satisfecho; conoce lo que debe ser
conocido; está bendito, y es liberado en vida.
No hay conocimiento mayor que el
conocimiento del Ser. Tal como todos los ríos terminan en un océano, todos los
tipos de conocimiento terminan en este conocimiento. Por consiguiente, en la Muṇḍakopaniṣad, el conocimiento del Ser
es llamado el principal de todos los estudios. En la Gītā, el estudio del Ser es llamado Rāja vidyā, estudio real, el rey de todos los estudios. No hay
logro que se considere mayor que este. Realizar el Ser es ciertamente el logro
principal: permanente, otorga dicha, inmortalidad e intrepidez. Comparado con
esto, los logros mundanos no son nada. Los objetos mundanos solo existen hoy.
Entrar en contacto con ellos hace que surja felicidad temporaria e ilusoria. Al
irse causan una profunda infelicidad y pena. Para una persona con
discernimiento, aquellos objetos que tan pronto estarán muertos o idos, son
pérdidas, no ganancias.
No hay mayor júbilo duradero que el
conocimiento del Ser. Por esta razón, dice la Taittiriya Upaniṣad:
Raso vai saḥ, rasaguṁ hyevāyaṁ labhdvā ’nandī bhavati (Tai.Up. 2,7,1).
“Aquella Realidad indivisible,
experimentada directamente, es definitivamente un néctar, por supuesto, lleno
de regocijo. Obteniendo este néctar, un individuo se deleita”.
De nuevo, la Taittiriya Upaniṣad dice:
Śrotriyasya cākāmahatasya (Tai.
Up. 2,7).
“Una persona que ha renunciado a sus
deseos, que está versado en los Vedas y que percibe la Realidad, experimenta
todos los placeres. En esa dicha, todo el placer está incluido ‘como gotas en
el océano’”.
La última parte de la segunda estrofa, yajjñātvā jñātavya-manyan-nāvaśiṣyate,
en esencia significa que después del conocimiento de la Realidad indivisible,
nada queda por conocerse, lo no conocido también se vuelve conocido. A
propósito de la unidad del universo movible y no movible en Brahman, en todas
las upaniṣads se menciona al Ser Supremo. Por ejemplo,
Uta tamādeśamaprākṣyo yenāśrutaṁ śrutaṁ
bhavatya-mataṁ matama-vijñātaṁ vijñātaṁ (Chāndogyopaniṣad
6,1,2).
A Śvetaketu, quien está orgulloso de haber
aprendido las escrituras, su padre, el sabio Uddālaka, le dice, “¡Oh Śvetaketu!
¿Le pediste a tu maestro aquella instrucción por medio de cuyo conocimiento,
incluso lo no escuchado es escuchado, lo no pensado es pensado, y lo no
conocido se vuelve conocido?”.
Kasminnu bhagavo vijñāte sarvamidaṁ vijñātaṁ bhavati (Munḍaka Up. 1,1,2).
El sabio Shaunaka va al sabio Angirā y le
expresa su deseo de conocer: “¡Oh Señor! ¿Qué es aquello a través de cuyo
conocimiento el universo entero se vuelve conocido, a pesar de ser
desconocido?”. Esta declaración también implica la unidad de todo.
Ātmani khalvare dṛṣṭe śrute mate vijñāta idaṁ sarvaṁ viditaṁ (Bṛ. Up. 4,5,6).
Maharshi Yājñavalkya instruye a su esposa
Maitreyi en obtener todo el conocimiento del conocimiento Supremo. “¡Oh
Maitreyi! Al escuchar sobre, pensar, meditar y experimentar el Ser, todo este
universo, a pesar de ser desconocido, ciertamente se vuelve conocido”.
Hay muchos otros ejemplos. Yathā somyaikena mṛtpiṇḍena sarvaṁ mṛṇmayaṁ
vijñātaṁ syāt, vācārambhanaṁ vikāro nāmadheyaṁ mṛttiketyeva satyaṁ (Chāndogyopaniṣad 6/1/4). Uddālaka
le explica a Śvetaketu la unidad del Ser mediante el siguiente ejemplo: “¡Mi
querido! Si uno conoce la arcilla, uno también conoce las vasijas y los
tazones, que no son más que diferentes formas de la arcilla; por dentro y por
fuera, están impregnados por la arcilla. Sus nombres, como sus formas, han sido
fabricados; por consiguiente, básicamente son no existentes; en realidad, solo
la arcilla existe. Si uno considera a las vasijas y los tazones como formas de
arcilla, uno puede descartar la diferencia aparente y discernir su identidad
como arcilla”.
De manera similar, cuando el Ser Supremo
es conocido, el universo entero es conocido. Por esta razón, el Ser Supremo es la
causa material del universo entero, tal como las vasijas y los tazones tienen
su causa material en la arcilla. Después de conocer la arcilla, uno también
conoce los resultados de la arcilla, como las vasijas. Sabiendo que la causa material
del universo es Brahman, uno conoce que el universo entero no es diferente de
Brahman. Nada más queda por ser conocido. Por el contrario, si el Señor no es
considerado como la causa material del universo, entonces las declaraciones y
ejemplos formulados previamente son inútiles. Así, Bādarāyaṇa Vyāsa dice en el Brahma Sūtra (1, 4, 23):
Prakṛtiśca pratijñā-dṛṣṭāntā-nuparodhāt (Brahma sūtra 1,4,23)
“Brahman es la naturaleza y la causa
material del universo, así como su causa instrumental”.
Con esta hipótesis, las declaraciones de
que el conocimiento del Uno resulta en el conocimiento de todo, y ejemplos a
propósito de masas de arcilla que indican la identidad de una causa con sus
efectos, no se contradicen. Más bien, las declaraciones y ejemplos están
establecidos.
La Bhagavad
Gītā es una destilación de las upaniṣads. Todas las upaniṣads son vacas, y
su leche es el gitāmṛta, el néctar en
la forma de la Gītā. Shrikrishna es
el pastor que ordeña las vacas. Por lo tanto, la enseñanza de la Gītā nunca puede ser diferente a la
enseñanza de las upaniṣads. Por consiguiente, la Gītā es llamada una upaniṣad o la enseñanza de Brahman. Otro nombre
para upaniṣad es vedānta. El vedānta enseña la no dualidad. Por este motivo,
los grandes maestros han dicho,
Sarve hi tāvad-vedāntāḥ paurvā-paryyena vīkśitāḥ,
aikāntikā-dvaita-parā dvaita-mātra-niṣedhataḥ.
“Todo el vedānta, si es analizado
deductivamente, está libre de la triple diferencia de Brahman, el Supremo
Principio; jīva, el individuo; y maya, la ilusión; y establece el
principio de Brahman, el Uno sin segundo, porque la esencia de la ciencia del vedānta
es negar todo sentido de dualidad producido por falsas atribuciones y
refutaciones”.
Es por esto que se dice:
Eka hī se saba hota hai, eka hī meṅ saba samāya,
jo vaha eka na jāniyā, to bahu jāne kyā hoya?
“Todo es hecho de Uno, todo se funde en
Uno.
¿Qué bien hay en conocer mucho, si no se
conoce el Uno?”
Acharya Shankaracharya también repica el
tambor para anunciar la proclama del vedānta:
Yannādau yacca nāstyante, tanmadhye bhāsamapyasat,
ato mithyā jagat-sarvamiti vedānta-ḍinḍimaḥ.
Yadastyādau yadastyante, tanmadhye bhāti hi svayaṁ,
brahmai-vaika-midaṁ satyamiti vedānta-ḍinḍimaḥ.
Sattā-sphurana-saukhyāni, bhāsante sarvavastuṣu,
tasmād brahma-mayaṁ sarva-miti vedānta-ḍinḍimaḥ.
Sarvātmanā sthitaṁ brahma, sarvaṁ brahmātmanā sthitaṁ,
na kāryaṁ kāranad-bhinnamiti vedānta-ḍinḍimaḥ”.
“El universo es nombre y forma; aunque
aparece en el medio, no existe en el comienzo ni en el final, y así no tiene
existencia real. Es considerado como irreal o falso. Por lo tanto, el vedānta
proclama, ‘este universo entero es una ilusión’. El principio de
Brahman existe tanto en el comienzo como en el final, y aparece en el medio
como existencia, conciencia y dicha. Por lo tanto el vedānta proclama, ‘todo esto es
naturalmente una forma de Brahman’. Aquel principio
aparece como existencia, pulsación y deleite en todas las cosas. Por lo tanto,
el vedānta también proclama, ‘todo esto es de la naturaleza de Brahman’. Brahman es el Ser de
todo, y el Ser es no diferenciado. La realidad inherente de este mundo es
Brahman; por medio de su investigación, no puede probarse que un efecto sea
diferente de su causa, solo puede probarse que es no diferente de su causa.
Esta es la proclamación de todo el vedānta”.
El Bhāgawat,
como la Gītā, es la esencia de todo
el vedānta. En el Bhāgawat,
Bādarāyaṇa Vyāsa describe de la siguiente manera la naturaleza completa del Ser
Supremo:
Tvaṁ brahma pūrnamamṛtaṁ vigunaṁ viśokaṁ,
ānandamātra-mavikāra-mananya-danyat,
viśvasya heturu-daya-sthiti-saṁyamānāṁ,
ātmeśvarasya tadapekṣa-tayā ’napekṣaḥ (Bhāgawat
8,12,7).
“¡Oh Señor! Tú eres inmortal, sin
cualidades, sin penas, único, dicha, sin atributos, Brahman perfecto. Tú eres
no diferente de todo el universo. Tú trasciendes el universo, ya que eres la
causa de su creación, mantenimiento y disolución. El efecto se manifiesta a sí
mismo debido a la existencia y pulsación de la causa. Por lo tanto, el efecto
nunca es considerado como diferente de la causa. Así, la causa está inherente en
su efecto, y también es considerada como trascendiendo a su efecto”.
Una jarra es no diferente de la arcilla,
pero está probado que la arcilla trasciende a la jarra. Pero se sabe bien que
el efecto, como la jarra, no puede tener existencia separada de su causa
material. Por lo tanto, el Ser Supremo en la forma de la causa, existe sin ser
diferente del mundo. A pesar de ser inseparable del mundo, a la vez existe
separadamente del mundo en una forma pura. En la Gītā, esta doctrina de la no diferenciación también se establece
así:
Na tadasti vinā yatsyāt, mayā bhūtaṁ carācaraṁ (Gītā 10/39).
“No hay nada en el mundo animado e
inanimado que pueda existir sin Mí”.
Esto es similar al dicho Na tadasti
kaṭaka-kunḍalādika-mābhūṣana-jātaṁ, yat suvarnena vinā syāt”, “No hay
ornamentos, tales como brazaletes o aros, que puedan existir sin el oro”.
Diciéndolo así, en la Gītā el Señor
establece Su inseparabilidad del mundo animado e inanimado.
Aquel Ser Supremo, la primera causa
necesaria del individuo y el universo, se vuelve un ser individual y el Ser universal.
Como individuo, con sus atributos individuales tales como cuerpo y acciones, es
llamado el ser individual; con sus atributos universales se vuelve el
Gobernante. Más allá de estos dos atributos, renuncia a ambos, y se vuelve el
independiente, sin forma y puro Brahman.
Por eso, con sentimientos puros, los
santos han expresado su experiencia:
Īśa jīvameṅ bheda na jāno, sādhu cora saba Brahma piccāno,
vāsudeva bina avara na ko-u ‘Nānaka’ so ’haṁ Ātama so-u.
“No hay diferencia entre Dios y el
individuo.
Reconoce a Brahman tanto en el ladrón como
en el sabio.
Sin Vāsudev, no queda nada más.
Nānak dice, ‘Él es mi Ser interno’”.
Nuevamente, Guru Nānakdeva dice,
Nā koī vairī nāṅhi bignā (parāyā), sakala saṅga hamako bana āī,
sabameṁ rama-rahā prabhu eko, pekha-pekha nānaka bikasāī.
“No hay enemigo ni extraño, a todos
aprecio.
Solo un Señor mora en todos los seres.
Viendo esto repetidamente, Nanak ha
florecido con el esplendor de la dicha”.
Con “repetidamente”, Guru Nanakdeva quiere
decir que el Señor impregna en su totalidad y es no diferente de las formas del
universo. Con un arrebato de júbilo, su mente floreció como un loto
completamente florecido.
Todos los seres humanos desean ser
perfectos, desean felicidad total, conocimiento total, libertad total,
intrepidez total. Nadie desea permanecer imperfecto. Sin embargo, no tenemos
amor por lo perfecto y real. Desarrollamos amor por lo imperfecto e
insignificante. Bajo estas circunstancias, ¿cómo puede consumarse nuestro deseo
de perfección? El real ser perfecto es Brahman, quien es segundo de nada,
omnipresente, omnisciente, absoluto, desapegado, autoluminoso, puro, libre y
dichoso. Con la convicción que resulta de escuchar, la percepción que surge de
la contemplación, y la absorción que surge del recuerdo constante, un ser
humano adquiere perfección. Este principio de perfección es descrito en el shanti mantra en las upaniṣads del
siguiente modo:
Pūrna-madaḥ pūrna-midaṁ pūrnāt-pūrna-mudaccyate,
Pūrnasya pūrna-mādāya pūrna- mevā-vaśiṣyate (Br. Up. 5,1,1).
“Aquello es perfecto, esto es perfecto,
solamente de lo perfecto surge lo perfecto. Después de tomar la perfección de
lo perfecto, solo queda la perfección”.
Este shanti
mantra está lleno de la esencia de todas las upaniṣads. Los eruditos
extranjeros que leen este mantra se asombran al contemplarlo. Expresan
incontables palabras de gratitud a la profundidad del entendimiento del
principio de la perfección de los antiguos sabios de la India.
“Aquello” se refiere a lo que está
distante o es imperceptible, mientras que “esto” se refiere a lo está cercano o
es perceptible. El principio Supremo es llamado “aquello” ya que su atributo no
manifestado, maya, está distante o es
imperceptible. El principio individual es llamado “esto” ya que sus atributos
manifiestados no están distantes y son perceptibles. De este modo el Supremo,
con su maya no manifestada, y el
individuo, con su cuerpo manifestado, también son perfectos; esto es, están
impregnados por la realidad total de Brahman, y parecen reales debido a la
realidad de Brahman. Sin la omnipresencia de Brahman, el mundo, que es su
efecto, no puede existir. En este universo puedes ver la omnipresencia de
Brahman, la Causa, en muchos lados.
En una lámpara, el poder de iluminación
existe perfectamente. Por lo tanto, incluso si mil lámparas se encienden de
ella, su poder no disminuye. Cada lámpara creada de aquella lámpara tiene el
mismo poder perfecto de iluminar, un poder que no puede ser dividido y que
permanece perfecto de cabo a rabo. Si el poder de iluminar pudiera ser
dividido, entonces no se podrían crear incontables lámparas de poder similar.
Por lo tanto, concluimos que la lámpara que es la causa y las lámparas que son
sus efectos, tienen perfecto poder indivisible.
Como otro ejemplo, observen una semilla.
Está impregnada de poder perfecto. Es por esto que de aquella semilla causal se
producen incontables semillas similares, todas igualmente impregnadas por la
perfección. En las incontables semillas creadas, la energía o poder perfecto de
la semilla original nunca es particionado. Más bien, vemos y estamos
convencidos de que cada semilla creada tiene el potencial de producir
incontables semillas como ella misma. Este potencial existe debido al poder
perfecto. Así, uno puede ver con certeza que en todas las causas y efectos de
este mundo existe poder perfecto.
De manera similar, quitando la perfección del
universo, que está impregnado por la existencia perfecta, la urdimbre y trama
de lo que es la perfección en sí misma, que consiste en el individuo y Dios, lo
manifestado y no manifestado, los efectos y su causa, quedaría solo Brahman, la
existencia perfecta. No quedaría nada del mundo imperfecto, consistente en
nombre y forma, individualidad y señorío, y el mundo no existiría. Si el oro es
quitado de ornamentos tales como los aros y las pulseras, que están hechos solo
de oro, impregnados por la existencia del oro, la urdimbre y trama de lo que es
oro, ¿existirían los aros y las pulseras? No. Cesarían de existir y solo
quedaría el oro. De esta manera, la existencia del mundo de nombres y formas,
que surge de la ignorancia, es refutada por el conocimiento de Brahman, la
existencia básica y perfecta. “Tomar la perfección de lo perfecto” es saber que
no hay nada en el universo entero sino la perfección de Brahman.
En este punto algunos nihilistas, como los
budistas, dicen: “aquello que queda es el principio de perfección, la Nada”.
Pero lo que dicen es un engaño. La Nada nunca puede ser el poder indivisible,
la esencia de todo; si su poder o existencia es reconocida, entonces no puede
seguir siendo una no entidad. Además, esa Nada no puede impregnar, como una
única entidad, a la conciencia individual y al Señor. Incluso Su existencia no
puede ser probada.
Es por esto que el Señor Veda Vyāsa
concluye en el Bhāgawat, Yo’vaśiṣyeta so ’smyahaṁ (Bhāgawat 2,10,32), Tadamitaṁ Brahmā-dvayaṁ śiṣyate (Bhāgawat 10,14,18), “Lo que queda al final, es aquel “yo soy”,
el Ser Supremo cuya naturaleza es existencia, conciencia y dicha”, “Solo queda
aquel infinito Brahman, segundo de nada”. No es la Nada. Sin el perfecto
Brahman se refuta la existencia de lo imperfecto, con sus imaginados nombres y
formas. En vedānta esto es llamado “ser puesto en el predicamento de refutación”.
El amor y la devoción también son
transformados en perfecto no dualismo, no en dualismo. Es por esto que los apasionados
amantes de Dios dicen
Prema prakaṭa jaba hota hai, rahata na pāvata āna (anya),
tu -tu hī raha jāta hai, maiṅ kā miṭata nāma nishāna.
Lālī mere lāla kī, jita dekhūṅ tita lāl,
lālī dekhana maiṅ calī, maiṅ bhī ho gayī lāl.
“Cuando el amor comienza a manifestarse,
nada más queda, nada más es visto.
Tú y solo Tú quedas, las señales de ‘yo’
son borradas.
Lo rojo del amado Krishna impregna todo,
donde sea que mire, veo rojo.
Fui a ver rojo, y yo mismo me he vuelto
rojo (es decir, Krishna)”.
Las gopis
fueron las más grandes amantes del Señor Krishna. Sus mentes siempre estaban
apegadas al Señor Krishna. Dice la doctrina, bhaktir jñānāya kalpate, “La devoción acaba en conocimiento”. El
fruto de la devoción es el conocimiento de la realidad, solo la devoción
desarrollada por completo se transforma en conocimiento. El Señor dice lo mismo
en la Gītā:
Bhaktyā māmabhijānāti, yāvānyaścāsmi tattvataḥ,
tato māṁ tattvato jñātvā, viśateî tadanantaraṁ (Gītā 18,25).
“Es a través de la devoción concentrada
que el devoto consigue el correcto conocimiento de Mí. El verdadero
conocimiento de todo lo que soy es logrado por el poder de la devoción. Por
medio de esa devoción, conociéndome correctamente, el devoto se identifica con
mi naturaleza perfecta, segunda de nada”. En otras palabras, a los ojos del
conocedor devoto, nada queda excepto Yo. Sarva
midamahañca Vāsudevaḥ significa que todo lo que queda es el sentimiento
“todo esto, incluyéndome, es el Señor”.
Así, la devoción de las gopis se ha vuelto
llena de conocimiento. Dirigiéndose al Señor y describiendo sus maneras, las
gopis dicen:
Preṣṭho bhavān tanubhṛtāṁ kila bandhurātmā (Bhāgawat 10/29/32).
Na khalu gopikā-nandano bhavān,
akhila-dehinām -antarātma-dṛk (Bhāgawat
10/31/4).
“Señor Shrikrishna, eres realmente el alma
más adorable y caritativa de todas las criaturas encarnadas. Es cierto que Tú
no eres solo el hijo de Yashoda, sino el Ser interno, la misma luz de la
conciencia, el testigo en todos los seres encarnados”.
Es por esto que en el Bhagawatam se dice de las gopis tanmanaskāḥ,
tadālāpāḥ, tadātmikāḥ, kṛṣṇa-bhāvanāḥ,
“Las mentes, el habla y las almas de las gopis eran Él; sus sentimientos se han
vuelto Krishna”. La meta final de la devoción es el logro del objeto de
devoción, el Señor. Las gopis lo han alcanzado mediante el poder de su
devoción. Es por esto que Vyasa dice, en palabras de las gopis:
Kṛṣṇo ’haṁ paśyata gatiṁ, lalitāmiti tanmanāḥ,
mā bhaiṣṭa vāta-varṣābhyāṁ, tattrāṇaṁ vihitaṁ mayā.
“Yo soy Shrikrishna, observen mi atractivo
andar, ¡oh habitantes de Vraja! No teman a la lluvia o a los vientos, Yo,
Shrikrishna, he encontrado un medio de protegerlos de ellos. Una de las gopis,
cuya mente se había vuelto Krishna, comenzó diciendo esto.
De este modo, la ciencia de la devoción
establece con certeza la doctrina de la unidad. Es por esto que el gran maestro
de la ciencia de la devoción, Maharshi Nārada, dice: tasmin tajjane ca bhedā-bhāvāt, “Al final, no hay diferencia entre
el Señor y sus devotos”. Nānak āpa milyo
govindasoṅ jyoṅ pānī saṅga pāni, “Nānak, te encontraste a Krishna como el
agua encuentra al agua”.
Mahatma Tulasidas también dice: So jāne tuma dehu janāī, jānata tumahi tumahiṅ
hoi jāī, “Así que, conoce tu Ser que ha creado tu cuerpo, y conociéndolo,
vuélvete tu Ser”.
Es por esto que en el Bhāgawat, el Señor Bādarāyaṇa-ācārya describe la forma de
Shrikrishna muchas veces como no diferente de todo, el estado supremo del amor,
y el Ser Universal completo. Como ejemplos, veamos algunas de sus
declaraciones.
Shri Shuka dice:
Sarveṣāmapi bhūtānāṁ nṛpa ` svātmaiva vallabhaḥ,
itare ’patyavittādyā-stadvallabha-tayaiva hi (10,14,50).
Tasmāt-priyatamaḥ svātmā, sarveṣāmapi dehināṁ,
tadartha-meva sakalaṁ, jagade-taccarācaraṁ.
Kṛṣṇa-mena-mavehi tvaṁ, ātmāna-makhilā-tmanāṁ,
jagad-hitāya so ’pyatra, dehivā ’’bhāti māyayā.
Vastuto jānatā-matra, kṛṣṇaṁ sthāsnu cariṣṇu ca,
bhagawad-rūpamakhilaṁ, nānyad-vastviha kiñcana (10,14,54,55,56).
“¡Oh rey Parikshit! Todas las criaturas
aman a su propio Ser más que a ninguna otra cosa. El amor por objetos como
niños, riquezas y demás, que son creados del amor del Ser, son secundarios. Si
estos objetos no generan amor o felicidad por el Ser, el amor por ellos es
destruido. Por lo tanto, para todos los seres, el amor del Ser es lo más
grande. El mundo entero, consciente e inconsciente, solamente existe en nombre
del Ser. Esto quiere decir que el mundo es amado solamente por la felicidad del
Ser. Aquel estado supremo de amor es el mismo Shrikrishna. Es la naturaleza no
diferente de todos los seres individuales. Solo debido a su benevolencia y
preocupación por el mundo, Él aparece con forma por virtud de maya. Para
aquellos que conocen el principio real, este universo móvil e inmóvil es la
forma de Shrikrishna. El mundo entero es Brahman, completamente lleno de
Krishna. No hay nada más que Krishna”.
Es por esto que cualquier narración de una
encarnación, una forma con cuerpo del Señor, contiene importante instrucción
espiritual. Dios encarna solo por el bien de sus devotos. Siente, “que mis
devotos me comprendan correctamente y sean satisfechos y benditos”. Después de
conocer al Señor por completo, nada queda por conocerse.
Los Pāṇḍavas habían perdido todo apostando
y se iban al bosque con Draupadi. Como eran religiosos y benevolentes y se
preocupaban por sus súbditos, cuando se fueron al bosque miles de ciudadanos de
Hastinapur también se fueron al bosque. Yudhisthir Maharaj les rogó que
volvieran, pero no querían hacerlo debido a su amor por los Pāṇḍavas. Habían
pasado dos o tres días caminando por el bosque. Todos estaban hambrientos. A
Yudhisthir Maharaj no le importaba su propio hambre, pero estaba preocupado por
el hambre de la gente que los acompañaban. Estaba muy preocupado. Conociendo su
preocupación, su sacerdote Maharshi Dhaumya le dijo, “¡oh
rey! Déjame instruirte en un surya
mantra (una invocación al sol). Eres justo, puro de corazón y sincero. Por
esto creo que si propicias al Señor Sol con este mantra, Él inmediatamente va a
darnos comida para todos. Por favor, adora al Sol con este mantra”.
Yudhisthir aprendió el surya mantra del sabio y comenzó la
adoración. El Señor Sol estuvo complacido rápidamente. Apareció en una forma
física y puso en las manos de Yudhisthir Maharaj un pote, sthali-patra. Yudhisthir Maharaj ofreció sus salutaciones a aceptó
el pote como una bendición.
El Señor Sol dijo, “¡Oh rey! En este pote
inagotable se preparará cena suficiente para todos. Que tu reina Draupadi sirva
de este pote a todos con sus manos. Sin importar cuánta gente se siente a
comer, nunca faltará comida. Que Draupadi les sirva tanto como quieran del
pote, y que al final ella misma coma. Luego, el pote inagotable se cerrará. No
habrá más comida disponible ese día. Al día siguiente, nuevamente la boca del
pote inagotable se abrirá para servir comida suficiente”.
Habiendo dicho esto, El Señor Sol le dio
el pote inagotable y se desvaneció. Debido al Señor Surya, se estableció un
gran comedor que no requería de dinero. No era necesario comprar trigo, arroz
ni ghi, ni eran necesarios cocineros
o combustible. Disponibles de inmediato y todo a la vez, había deliciosas
comidas, calientes y listas para comer, que incluían puris, kachoris, khīr,
laddus, jalebis, amruti, daal, arroz, vegetales, rotis, parothas; cualquier
cosa que uno quisiera y tanto como uno quiera.
¿Qué pasó a continuación? Todos los
Pāṇḍavas y los ciudadanos estaban muy complacidos. En esta vida, el estómago es
un tema muy delicado. Incluso muchos orgullosos gobiernos fallan al
solucionarlo.
Los devotos también dicen: “Un hambriento
no puede adorar al Señor. Si después de adorarte, no puedes quitar nuestro
hambre, entonces aquí tienes nuestros collares de cuentas, tómalos de regreso”.
Después de solucionar el problema de la
comida con la gracia del Señor Sol, los Pandavas ahora comenzaban a vivir en un
sitio agradable, apartado, tranquilo y hermoso en el bosque Kāmyaka, a orillas
del Ganges. Para alojarse apropiadamente hicieron chozas con hojas. Comenzaron
a honrar a sus invitados con fe y modestia. Grandes seres, sabios que no tenían
deseos, devotos y eruditos comenzaron a visitarlos. Se realizaban magníficos cantos,
satsang, programas y disertaciones.
Ya que los Pandavas eran devotos religiosos de Dios, las disertaciones
espirituales estaban en su máximo esplendor. Miles de mendigos y grandes seres
comenzaron a quedarse allí. El bosque se volvió festivo. Draupadi alimentaba a
todos a tiempo, una vez cada veinticuatro horas. El bosque reverberaba en
agradecimiento. El amor de los Pandavas por la religión, la fe, la devoción, la
generosidad y otras cualidades era muy alabado.
En este mundo, la compañía de los santos,
el satsang, es considerada difícil de lograr. Sin la gracia de Dios, el satsang
no estará disponible. Por lo tanto, las escrituras han cantado alabanzas al
satsang sin reservas.
Gangevāgha-vināśinī, janamanaḥ-santoṣakṛccandrikā,
tīkśṇāṅśorapi satprabheva jagada-jñānāndha-kārāpahā,
chāyevā-khila-tāpa-nāśana-karī, svardhenuvat-kāmadā,
puṇyaireva hi labhyate sukṛtibhiḥ satsangatir-durlabhā.
“Como el sagrado Ganges que destruye los
pecados; como la luna llena, que deleita la mente de los hombres; como la luz
brillante del sol, que elimina la oscuridad de la ignorancia; como la sombra,
que destruye al calor abrasador; y como la vaca celestial que otorga todos los
deseos, la compañía de los santos es difícil de conseguir. Es obtenida solo por
gente virtuosa debido a los méritos de una vida pasada”.
Los Pandavas, como sus compañeros, eran
muy virtuosos. En su lugar santo y apartado, se les comenzó a conceder la
excepcional compañía de santos. Comenzaron a cantar alabanzas a Dios y a cantar
y meditar regularmente. Repetidamente alababan su buena fortuna. Lo que sea que
haga el Señor, quien mora dentro, es solo el bien. Al principio puede no
parecer así. Pero cuando se ven los resultados, la incomparable gracia del
Señor existe en cada disposición divina. Guru Nanak dice: Jo prabhu kīnno, bhala kari mānyo, yaha sumati santana saṅga pāī,
“Lo que Dios hizo, yo lo consideré bueno; recibí este entendimiento de la
compañía de los santos”.
El artero Duryodhana y otros del clan
Kaurava habían pensado que los Pandavas irían al bosque y encontrarían su fin
por hambre y sed, pero nunca ocurrió nada que no fuera auspicioso. ¿Cómo pueden
ser heridos por un insignificante hombre de dos manos aquellos que están
protegidos por las mil manos poderosas? Pero el malvado siempre piensa mal de
los demás. Los Kauravas se entristecieron al escuchar las buenas noticias sobre
los Pandavas. Tulasidas describe la naturaleza malvada de la misma manera:
Parahita hāni lābha jinha kere, ujareṅ harakha viṣāda basereṅ.
Para akāja bhaṭa sahasra bāhu se, parahita ghṛta jinake mana māṅkhī.
“Aquellos que consideran la enfermedad
ajena como ganancia, quienes encuentran alegría en la caída ajena y pena en su
resurgimiento, los que lastiman a los demás con la fuerza de una persona de mil
manos, aquellos cuyas mentes se vuelven como moscas en el ghi del bienestar
ajeno, esto es, saltando en el ghi, arruinándolo y muriéndose, aquella gente
depravada arruina los logros de los demás, incluso destruyéndose a sí mismos”.
Los Kauravas, siguiendo su naturaleza
malvada, comenzaron a pensar en varios modos de destruir a los Pandavas.
Comenzó el cāturmās, el período
sagrado de cuatro meses. Maharshi Durvasa y su congregación llegaron a
Hastinapur. En el Bhagawat está
escrito que diez mil discípulos y devotos solían vivir con él. No eran cien ni
mil, sino diez mil. Hoy día es difícil alimentar a la gente, y se consideraría
desastroso deambular con una multitud de varios kilómetros de largo, como una
nube de langostas. Pero la era de treta o tretayuga
deben haber sido tiempos muy buenos. Los alimentos deben haber sido abundantes;
habrán fluido ríos de ghi y leche. El espíritu de la rectitud debe haber
predominado en la gente. La gente debe haber sido muy virtuosa.
Duryodhana pensó, “sería bueno si Maharshi
Durvāsa y su congregación quisieran pasar cāturmās
aquí, y si él fuera complacido por nuestro excelente servicio, y si los
Pandavas fueran de alguna manera destruidos a través de él”. Con esto en mente,
oró a Maharshi Durvāsa. Su oración fue escuchada. Duryodhana fue complacido, y
con gran generosidad, comenzó a servirlo. Ahora el período de cāturmās llegaba
rápidamente a su fin, sin embargo, no se había decidido nada sobre la calamidad
que caería sobre los Pandavas a través de Durvāsa. Finalmente, en una reunión
de los Kauravas, se decidió despedir a la congregación de Durvāsa cuando
terminara cāturmās, en el onceavo día de la mitad brillante del mes lunar de kartika.
A la congregación se le diría que ese día habría ayuno, y que deberían dejar el
lugar ese mismo día para llegar al día siguiente al bosque Kamyaka a orillas
del Ganges, donde vivían los Pandavas, hermanos de los Kauravas. Los Pandavas
darían la bienvenida a la congregación y darían un cuidado festín para que
rompan el ayuno. No habría ninguna deficiencia en el servicio prestado.
Este era la maléfica intención: debido a
la gran distancia, la gente solo podría llegar al bosque Kamyaka con gran
esfuerzo a las dos o tres de la tarde del día siguiente. Los Pandavas no se
enterarían de que las visitas mendicantes llegarían en gran número. Para
entonces, no habría comida disponible en el pote inagotable; y cuando el
alimento no fuera servido, el hambriento y enojado Durvāsa maldeciría a los
Pandavas. Así sería logrado el objetivo de los Kauravas.
Todo fue resuelto y arreglado convenientemente.
La congregación de Durvasa llegó al bosque Kamyaka en el doceavo día de la
mitad brillante del mes lunar, a eso de las tres de la tarde. Los píos Pandavas
habían escuchado de alguien que el sabio Durvasa y su congregación se
aproximaba. Con gran deleite, los Pandavas no veían la hora de recibir su buena
fortuna. Les dieron la bienvenida con hojas y flores y más. Fueron recibidos
con reverencia y modestia, y honrados a más no poder. Durvasa dijo,
“¡Yudhishthir! Todos estamos muy cansados
después de haber caminado una gran distancia. Ayer ayunamos, estamos famélicos.
Por favor, dispón alimentos para todos nosotros de inmediato. En un rato
volveremos de nuestro baño en el Ganges”.
El corazón de Yudhishthir era sublime. No
sabía cómo decir “no” a lo que fuera su deber. Confiaba y dependía del Señor
que reside en todo. Inmediatamente, con fervor religioso y fe en el Señor,
dijo, “¡Mi Señor! ¡Morada de la Gracia! Por favor, ve a tomar un baño en el
Ganges. Con la gracia de Dios, se dispondrán alimentos para todos ustedes
pronto”.
Cuando todos los invitados se hubieron ido
a bañarse al Ganges, Maharaj Yudhishtir y la reina Draupadi pensaron en la
grave calamidad que había caído sobre ellos. “Mantener nuestro honor está
solamente en manos del Señor; en una ocasión así, no es apropiado temer. Con
coraje, fe y devoción, uno debe contemplar a Dios”. Llenos de esta convicción,
comenzaron a recordar al Señor con fe y concentración. Creían firmemente, “ante
cada peligro, el todopoderoso Señor Narayana Shrikrishna nos ha protegido. En
esta oportunidad, Él también ciertamente nos protegerá. No hay dudas de esto”.
Una plegaria en un corazón puro y devoto
nunca es inútil. Al concentrarse los corazones de los devotos en la
contemplación del Señor, el inamovible trono del Señor comenzó a sacudirse. El
Señor corrió y apareció ante la reina Draupadi, quien estaba absorta, con los
ojos cerrados, en meditación del más amado Señor. Él dijo, “¡Oh mi Diosa!
¡Draupadi! Abre tus ojos. He venido. He venido rápido desde muy lejos. Estoy
famélico. Aliméntame rápido”. Draupadi abrió los ojos; la Fuente de Dicha,
encantadora como millones de cupidos, el mismo atractivo Señor Shrikrishna
había aparecido delante de ella. El océano del corazón de Draupadi estaba lleno
de olas de dicha. Viendo al Señor, Maharaj Yudhisthir y otros también fueron
complacidos.
Con dulce voz, llena de afecto, Draupadi
le dijo al Señor:
—¡Mi Señor! No sé qué ocurrió hoy. No sé
qué desafortunado rostro he visto, que montones de hambrientos invitados han
venido a nuestra puerta. Tú también has llegado hambriento. Morada de la gracia!
Por favor, dime, ¿cómo puede una persona hambrienta saciar el hambre de otros?
El Señor, con un gesto de desagrado,
respondió de inmediato:
—No sé. Aliméntame rápido. No me importa
esa multitud.
—¡Mi Señor! Ahora no hay nada que comer.
Si no, ¿por qué habríamos de recordarte?.
El Señor se mostró sorprendido y dijo:
—Escuché que el Señor Sol les ha dado un
pote inagotable por medio del cual pueden obtener todos los alimentos que
desean en cantidades suficientes. ¿No es cierto?.
—¡Oh riqueza de mi vida! Lo que dices es
cierto. Pero ahora no hay alimento disponible. Lo estará mañana.
—¡Mi Diosa! Al menos muéstrame el pote
inagotable. ¿Por qué no habrías de obtener alimentos en esta oportunidad?
Seguramente los obtendrás. Sostén el pote en mis manos, y luego verás si no
obtienes algo de comida de él.
Draupadi puso el pote inagotable en las
manos de loto del Señor. Con una sonrisa amable, Él sostuvo su mirada en el
pote, y metió su mano en el pote por unos instantes. El Señor encontró una hoja
de verdura pegada en el fondo del pote. Poniéndola en su palma, el Señor sonrió
y dijo a Draupadi,
—¡Mira! Ya tengo mi comida. Solo esto es
suficiente, no solo suficiente para mí, sino suficiente para acabar con el
hambre del universo entero. ¡Que esto satisfaga al Alma del Universo!
Diciendo así, el Señor puso la hoja en su
boca y estuvo satisfecho. Eructó, y dijo:
—Mi hambre fue eliminado por esta hoja,
dejándome profundamente satisfecho.
Después de que el Señor estuvo satisfecho,
el universo entero también lo estuvo. El Señor satisfizo los estómagos de los
famélicos mendicantes de Durvasa, las personas cuya alimentación había ido a
arreglar. El sabio Durvasa estaba más lleno que ningún otro. Todos los sabios
estaban en el Ganges. Algunos se estaban bañando, otros estaban de pie,
haciendo japa con el gāyatri, otros sostenían sus narices
haciendo pranayama, otros ofrecían
sus abluciones al Señor Sol con mantras védicos, otros recitaban el purusha sukta, otros estaban meditando
sentados en la postura de loto. Un minuto antes sus estómagos estaban vacíos.
Había habido un fuego de hambre ardiendo en sus estómagos. Pero de repente se
dieron cuenta de que sus estómagos estaban llenos. Se sentían como si hubieran
comido tanto, que sus estómagos estaban inflados. Se decían, “¿qué le pasa a mi
estómago? Hace un momento tenía hambre, ¿cómo pudo mi estómago llenarse sin
haber comido?” Otro se preguntó en voz alta, “oh, ¿cómo voy a hacer pranayama
con el estómago lleno? Ahora siento ganas de tomar una siesta”. Otro dijo,
“estoy tan lleno que ni siquiera puedo estar de pie para repetir el auspicioso gayatri mantra”. Abandonando sus
prácticas diarias, algunos se sentaron, otros se durmieron, otros acariciaban
sus estómagos con regocijo. Alguno dijo, “nunca como tanto. No entiendo cómo,
sin haber comido, mi estómago se llenó tanto”. Entre ellos, un filósofo
parlanchín dijo, kāraṇamantareṇa kathaṁ
kāryaṁ sampannamabhūt?”, “¿Cómo, sin alimento como causa, se logró el
efecto de un estómago lleno? Si un efecto pudiera comenzar a ocurrir sin su
causa, ¡entonces habría hijos sin sus padres! Los granos crecerían sin
semillas. ¿Qué está ocurriendo?” Kimapi
kāraṇamanviṣyatāṁ, “¡Descubran por qué está pasando esto!”. Maharshi
Durvasa se estaba sintiendo incómodo. Tenía dificultades para respirar, e
incluso para sentarse derecho. Con una profunda percepción, Durvasa dedujo que
ya que los Pandavas eran devotos del Señor, esto debía ser un milagro Suyo.
Nada es imposible para el Señor. Entonces Durvasa recordó un incidente
relacionado con el devoto rey Ambarish. Durvasa había tenido un enfrentamiento
con el rey Ambarish tiempo atrás, y el Señor Vishnu había protegido al rey.
Ahora, Maharshi Durvasa llamó cerca a sus discípulos y les dijo, “por alguna
razón sorpresiva, nuestros estómagos están llenos. Por lo tanto, no es
apropiado ir al campamento de los Pandavas. Dios se ha rendido ante Su devoto.
Dios ha llevado esta tarea a cabo para Sus devotos”.
Recordando el incidente del sari de
Draupadi, dijo:
Vidhīyate yat yadu-nandanena, nāpekśyate tatra sahāya-shaktiḥ,
pāṅcāla-bālāṅcala-dīrgha-tāyāḥ, na tatra tanturna ca tantu-vāyaḥ.
“Toda tarea que Shrikrishna, el hijo del
Señor Yadu, lleva a cabo para la protección de Sus devotos, es siempre
sobrehumana. En ella no hay expectativas de que los humanos sean fuertes.
Solamente por Su voluntad, la tarea del Señor es llevada a cabo. Para proteger
la modestia de Draupadi, una devota completamente entregada, mientras sus ropas
eran arrancadas por Duhshasana en pleno tribunal, el Señor siguió proveyendo
incontables saris, uno a uno. Para hacerlo, no hicieron falta telas ni
tejedores. Por Su voluntad solamente, se amontonó una alta montaña de saris”.
“Ahora, aquel mismo Señor ha llenado nuestros
estómagos sin comer. Por lo tanto, debemos ofrecer nuestras salutaciones a los
Pandavas, cruzar el Ganges y retirarnos”.
Al recibir el mandato del Guru, los
discípulos, tambaleándose, se aprestaron para irse rápidamente. Con el Guru
Durvasa al frente, comenzaron a cruzar el Ganges.
En el campamento de los Pandavas el Señor
Shrikrishna, la Morada de la Dicha, dijo a Bhimsen, “¡Bhimsen! ¿Por qué no vas
a la orilla del río Ganges, y ves por qué la congregación de Durvasa tarda
tanto en venir a comer? Ve allí, invítalos y tráelos aquí. Diles que se apuren.
La cena está servida”.
Bhimsen se preguntó, “¡no veo ningún
preparativo para la cena! La abertura del pote inagotable también está cerrada,
y Shrikrishna me manda a llamar a diez mil personas a cenar. ¿Con qué va a
alimentarlos?” Pero a la vez, Bhimsen también sabía de la milagrosa, poderosa,
inconmensurable inventiva y capacidad de juego del travieso Señor. Por lo
tanto, inclinándose con fe, Bhimsen dijo, “¡Mi Señor! Ahora mismo estoy yendo”.
Al llegar a orillas del Ganges, Bhimsen no
encontró a uno solo de los mendicantes de Durvasa. ¿Adónde se habían ido todos?
Mirando a lo lejos se dio cuenta de que estaban cruzando el Ganges y yéndose
apurados. Bhimsen cruzó el Ganges y con zancadas muy largas los alcanzó.
Encontró a Maharshi Durvasa. Modestamente le dijo:
—¡Señor! Has olvidado tus indicaciones.
Por favor, regresen. La cena está servida, todos allí están esperando ansiosos.
Durvasa dijo:
—¡Bueno! ¡Bhimsen! Dime, por casualidad,
¿no ha llegado aquí Shrikrishna, el Residente de Dwaraka?
—¡Sí, sí! El Señor está aquí, y Él mismo
me ha enviado a llamarlos a todos. El Señor espera encontrarlos con mucho
entusiasmo.
—¡Amigo! Entonces, lleva nuestros
respetos, de parte de todos nosotros. Dile que Él ya ha saciado nuestro hambre,
llenado nuestros estómagos como bolsas de correo, ¿y ahora nos llama? ¡Es
suficiente! Por favor, sé compasivo.
Habiendo dicho esto, Durvasa y sus
compañeros siguieron caminando, y Bhimsen regresó desilusionado.
En el Bhagawat, el autor Veda Vyasa narra
brevemente este episodio:
Yo no jugopa vanametya duranta-kṛccḥrād,
durvāsaso ’rivihitādayutāgrabhug yaḥ,
śhākānna-śiṣṭamupabhujya yatastri-lokiṁ,
tṛptāmaṁasta salile vinimagna-saṅghaḥ (1,15,11).
“Los Pandavas dicen, ‘nuestros enemigos
trataron de armarnos una calamidad en el bosque, dejándonos en la situación de
tener que facilitar comida para los diez mil seguidores de Durvasa. El Señor
Shrikrishna nos rescató, al venir al bosque y comer una hoja sobrante adherida
al pote inagotable, porque después de comerla, todo el grupo que se bañaba en
el Ganges, junto con el universo entero, estuvo satisfecho (es por esto que los
sabios se fueron del lugar sin visitarnos)’”.
¿Cuál es el punto en este auspicioso
incidente? Debemos pensar en él con paciencia. Prueba que la verdadera
naturaleza del Señor es uno sin un segundo, perfecta, ilimitada. De otro modo,
¿cómo pudieron todos los animales del universo satisfacerse solamente con una
hoja? Lo que coma un individuo nunca satisface a otro. Es por esto que Dios no
puede ser considerado como limitado. Él es verificado solo como grande,
omnipresente, no diferente de todo, y perfecto dentro y fuera. Por lo tanto, al
concluir este incidente, Gauḍa Brahmānanda Swami, el distinguido comentarista del
famoso tratado Advaita-siddhi, Prueba de uno sin segundo, muestra precisamente
esto:
Draupadī-śāka-māswādya, trilokī yena tarpitā,
tajjīva-brahmaṇo-raikye sākṣī brahmaiva no hariḥ.
“El incidente en el que Shrikrishna
prueba una hoja de Draupadi y satisface a los habitantes de los tres mundos,
también prueba que Shrikrishna, cuya naturaleza es Realidad Suprema, es uno con
todos los seres”.
De la misma manera, al conocer al Señor,
quien es el Ser en todo, uno también conoce al universo entero, que no es
diferente de Él. Nada más queda por conocerse. Los grandes eruditos sabios han
dicho:
Darśanaṁ śravaṇaṁ jñānaṁ, yatra nānyasya vidyate,
akhaṇḍaika-rasaṁ śāntaṁ brahmā-dvaya-mupāsmahe.
“Después de conocer el Principio de la
Perfección, que es no diferente de todo, no hay visión, escucha o conocimiento
de nada más. Ya que no hay nada más que Ello, ¿cómo podría ocurrir el ver,
escuchar o conocer algo más? Es imposible. Adoramos a aquel Brahman, quien es
indivisible, unitario, pacífico, trascendente, más allá de la dicha, perfecto y
uno sin segundo”.
Brillante... gracias.
ResponderEliminarOm namah shivaya!
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